CULTURA MAYA

La jornada empezaba adentrándonos en la zona arqueológica de Cobá. Palabras mayores, sin lugar a dudas.

Ya durante el viaje en autocar, el guía, un enamorado de su país y de la vida Maya, empezó a introducirnos en tal cultura. Recuerdo como explicaba la numerología y enseñaba al público a sumar y restar.

Desde el centro de visitantes, para llegar al yacimiento Maya, se pueden alquilar bicicletas, triciclos con conductor o caminar durante dos kilómetros aproximadamente. Cobá esta ubicado en una zona de selva impresionante donde viven animales como cabras autóctonas, serpientes y el escurridizo jaguar entre muchos más.

Para los más aventureros podemos encontrar a no mucha distancia los típicos cenotes, una especie de pozas de gran profundidad y conectadas normalmente unas con otras. Parece ser que gran parte de la Riviera Maya es agua en la profundidad de la tierra.

El paseo hasta la ciudad Maya es ameno y entretenido. Al llegar y observar tal magnitud de elementos y su significado es algo sinceramente inolvidable. En Cobá hay muchos asentamientos pero los más importantes son los llamados juegos de pelota y la gran pirámide Nohoch Mul.

El juego de pelota trata de introducir una pelota pequeña muy nerviosa, de un material especial, por un aro lateral que está situado en una pared vertical.

Los jugadores de cada equipo eran muy habilidosos y debían introducir la pelota con cualquier parte de su cuerpo. Los mayas eran de baja estatura y considerando la altura de los aros, tenía que ser muy difícil acertar y normalmente utilizaban las caderas y hombros.

Los lideres de cada equipo se situaban uno en frente del otro, subidos en otra pared vertical para ver el juego.

El líder del equipo que ganaba el juego, tenía el honor de morir. Lo más curioso a día de hoy, al situarse al lado de un campo de juego de pelota, si hacemos dos palmadas con las manos, se escucha el ruido de la pelota al botar.

Maravillados con estos relatos, aparecimos junto a la pirámide de Cobá llamada Nohoch Mul. Se puede ascender con la ayuda de una cuerda y con cuidado porque las piedras de la pirámide son grandes. Las vistas desde la parte superior son de una grandeza increíble dominando la selva y las alturas.

La matinal se puede alargar observando más arquitectura Maya, como por ejemplo, el observatorio astronómico. Dicen que los mayas eran grandes estudiosos de la materia.

Para comer y durante toda la tarde, fuimos a visitar una especie de campamento mexicano que vivían como en la antigüedad. Vestían con ropa tradicional, sin electricidad y cocinaban de forma artesanal.

Puede ser verdadero o una simulación, no lo sé. De todas maneras no me importa porque el entorno era precioso y comimos una comida deliciosa bien atendidos y servidos. Tuvimos tiempo para descansar, hacer tirolina, dar unos paseos en kayac y bañarnos en la laguna. El parque se llama Tankah.

Así pusimos fin a una jornada vibrante con muchos contrastes y experiencias. Hay que dejar nota también que casi todas las mujeres llevan piezas dentales en oro o en plata. Es común y es señal de belleza para los nativos.

Un buen recuerdo es hacerse un colgante de oro o plata con el nombre en alfabeto Maya. No es caro y puede ser personal o para terceras personas a modo de regalo.