SCHONBRUNN

Aprimera hora de la mañana nos dirigimos a la residencia de verano de los Habsburgo, al palacio Schönbrunn. Conocido por muchos como «El Versalles austriaco». El palacio está ubicado en una gran planicie rodeado de jardines, estatuas y estanques. Su visita interior es imprescindible para conocer de primera mano la grandeza y el poder del Imperio austriaco en su máximo apogeo.

Debemos ver las cuarenta estancias a cual más ostentosa y glamurosa, de alguna manera, podremos imaginar la vida de la mismísima emperatriz Sissi.

Después de la visita interior, es conveniente caminar por los jardines donde la emperatriz paseaba con su caballo y subir hasta la Gloriette, el pórtico neoclásico que corona la pequeña colina de los jardines. Es sin duda alguna un buen punto para obtener unas vistas estupendas tanto del palacio y sus jardines, como de los alrededores. Aquí junto al palacio, para realizar una visita diferente está el zoo de Viena, conocido como «Tiergarten».

MÁS VIENA

Tras la visita, de nuevo en metro, pusimos destino del mercado Naschmarkt, el más conocido y grande de la ciudad. Los mercados siempre otorgan un punto interesante a cualquier viaje a modo de colores y olores, y el Naschmarkt, con más de cien años de antigüedad, es otro punto destacado en la visita a esta ciudad. El mercado se sitúa en la plaza Karlsplatz, lugar con numerosas atracciones más como por ejemplo el monumento a la Secesión y la iglesia de San Carlos.

Después de probar los típicos productos locales para comer, como la escalopa y salchichas, visitamos los jardines del palacio Belvedere. Otro palacio importante con perfectos detalles en tales jardines y también, porque el Belvedere alto, alberga la pintura «El beso», de Gustav Klimt.

El día cunde bastante con tantas visitas lejanas entre si, así que hay que optar por medio de transporte público como el metro. Y así, para la última gran visita, fuimos hasta donde se encuentra el parque de atracciones de la ciudad.

El único interés de visitar este parque es por su situación junto al Danubio y porque la entrada es gratuita al recinto, únicamente se paga por los accesos a las atracciones. La noria del Prater, la atracción más conocida, es la manera más típica de ver la ciudad desde las alturas.

De alguna manera la visita a Viena quedaba finalizada a espera de resolver algunas compras matinales al día siguiente. En este día tan ajetreado, pasamos por diferentes distritos como Hietzing, Wieden, Landstrasse y Leopoldstadt. No es la mejor ciudad europea, pero es una buena manera de conocer un país serio y ordenado con un nivel de vida alto. Si volvemos a Austria, será para visitar sus zonas más escarpadas de lagos y montañas.


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Bratislava