BÉRGAMO

Bérgamo está a tan sólo menos de cincuenta kilómetros de la gran Milán, y además cuenta con aeropuerto propio, otra causa para conocerla. La ciudad está dividida en dos partes claramente definidas como son la ciudad Alta y la ciudad Baja.

Evidentemente la primera es la más impresionante a nivel de arquitectura con una muralla completa y con un casco histórico bien particular, con un marcado carácter medieval. Por otra parte, la segunda, aunque también contiene barrios antiguos, es donde han emergido las nuevas zonas residenciales y más modernas.

Al incluir un vehículo propio, después de muchas vueltas bajo la incesante lluvia, mejor estacionar el coche justo en el aparcamiento cercano del funicular que asciende a la colina San Vigilio, justo al lado de la puerta San Alessandro, ya bien arriba de la Bérgamo alta. Esta colina es el punto más alto de todo Bérgamo para dominar el territorio y obtener un paisaje amplio.

Ambas ciudades están unidas mediante un funicular que evidentemente obviamos por ascender en coche y después marchar rápidamente hacia otros lugares. Prácticamente al abandonar el medio de transporte topamos con la plaza Cittadella, para después conectar con plaza Mascheroni y aquí en la bonita vía Colleoni, alcanzar definitivamente el corazón de las alturas en la plaza Vecchia.

Para situarse un poco, en medio de la plaza Vecchia está la fuente de Contarini. A la derecha el famoso Campanone del siglo XII, donde todos los días a las 22:00 horas suenan las campanas cien veces como  en la antigüedad conforme se cerraban las puertas de la ciudad. Al lado de esa torre está el palacio de la Regione.

Aquí también en un mínimo espacio, detrás del palacio de la Ragione, está la plaza del Duomo, con la basílica de Santa Maria Maggiore, considerada como el monumento más importante y sobresaliente de Bérgamo. Anexada a la iglesia encontramos la capilla Colleoni, otra verdadera obra de arte por si faltaba algún detalle. Hay que tomarse cierto tiempo para digerir tanta elegancia por metro cuadrado.

Después de una breve pausa, con tanto cúmulo de arte por la sangre, paseamos por las calles empedradas hasta la plaza Mercato delle Scarpe, que es donde el funicular de la parte baja de Bérgamo tiene parada. Siguiendo un recorrido más o menos lógico, en vía Gombito está instalada la bonita torre Gombito, la más alta de la ciudad construida en piedra y la famosa cafetería Cavour, de estilo neoclásico y muy elegante.

También pudimos contemplar la ciudad baja desde las murallas con unas vistas únicas. Hay que decir también que las vistas de la ciudad alta desde la ciudad baja son de lujo, una verdadera maravilla. Lástima del maldito tiempo que minimizó las expectativas de una de las ciudades mejor conservadas del norte de Italia.

LAGO DE ISEO

La idea principal era llegar a Iseo para comer. Esta es la pequeña ciudad que refleja el nombre del lago, su capital. Antes salimos en la autopista hacia Capriolo para empezar a tomar alguna imagen del lago y conducir por una carretera prácticamente paralela.

El lago de Iseo es de dimensiones menores que sus hermanos pero tiene lugares de interés natural y múltiples actividades. Dedicamos el breve tiempo disponible a ver el embarcadero de Iseo y dar un tranquilo paseo por sus calles. No era el destino principal del día ni del viaje, únicamente queríamos apreciarlo y sentirlo sin más, el próxima lago si que estaba marcado con rotulador.

SIRMIONE

Sirmione es el principal punto turístico del lago de Garda, el más grande de los italianos y destino por tradición en el norte de Italia. Alrededor del lago aparecen también otros pequeños pueblos muy renombrados y hasta existe la oportunidad de subir en funicular al Monte Baldo desde Malcesine. Otra cosa es tener tiempo para ver todo, porque mirando el mapa quedan claras las grandes dimensiones del lago.

Sirmione es como una pequeña manga dentro del lago, una especie de estrecha península. Si encontramos aparcamiento rápido, cosa bastante rara, podemos empezar a descubrir todos los pequeños encantos de esta localidad.

Antes de acceder al entramado de calles del municipio está el castillo Rocca Scaligera, con un puente levadizo recreando un entorno defensivo bordeado con agua del mismo lago.

En cuanto a importancia para el viajero, las vistas de ambos lados de la grandeza del lago son bastante apreciadas junto con quizás el gran factor histórico, las cueva de Cátulo. Estas cuevas conforman uno de los restos de la antigua Roma más importantes del norte de Italia. Con la entrada puedes visitar las ruinas de la antigua villa y el museo arqueológico. El único inconveniente es que están un poco lejos caminando, ya en el fin de la tierra firme y conviene por lo menos en la ida o en la vuelta, montarse al trenecito turístico que siempre es una buena manera de viajar.