FATEHPUR

El destino final punto de pernocta de la jornada, es ya la más amplia ciudad de Bikaner. Atravesar cualquier ciudad importante es una pequeña odisea diaria con tal cantidad de tráfico. 200 kilómetros separan las ciudades de Mandawa y Bikaner, aunque a la postre son algunos metros más debido a diferentes visitas por el camino. Pero está ya más que claro que el trayecto es de más de cuatro horas en vehículo, es la realidad del Rajasthan.

El primer alto del día es en una haveli reconvertida cuidadosamente en alojamiento en la pequeña ciudad de Fatehpur, el nombre es Le Prince. La ciudad es sencillamente un verdadero desastre en todos los sentidos pero este pequeño oasis en forma de palacio, accesible y con oportunidad de visita guiada, es excepcional. Es una belleza con unas pinturas antiguas destacando por encima de todo el animal del país, el elefante.

Si algo caracteriza a estas construcciones es el frescor, con varias salas estupendas, piscina y una terraza con bar. Es una gran oportunidad de alojarse por estos caminos y respirar tranquilidad contemplando cualquier detalle de estos notables edificios.

KARNI MATA

El siguiente alto en el camino, ya en las mismas inmediaciones de Bikaner, es el templo de Karni Mata, ubicado en Deshnoke, a más de media hora de la primera. Es ni más ni menos que el templo de las ratas.

Un espacio de culto evidentemente hindú <en esta religión son capaces de todo> donde estos peculiares roedores, odiados en la mayoría de países, son venerados y viven en total libertad. Por si fuera poco, son alimentados con comida y bebida de los fieles y algunos hasta son capaces de comer los restos de comida de los roedores.

Al llegar al templo hay una cola muy importante, y es que miles de peregrinos recorren grandes distancias para realizar ofrendas en tal peculiar lugar. Finalmente decidimos comprar algo de comida para los roedores, que conviven con cientos de palomas. Entramos descalzos para observar el fervor y con total seguridad es uno de los momentos del viaje.

En el templo supuestamente hay ratas blancas, que indica la tradición que si son visualizadas es señal de buena suerte y fortuna. Pues en este caso tanto el chófer como yo disfrutamos de un par de momentos de tensión al contemplar dos ejemplares de rata blanca. Por desgracia, el compañero de viaje, despistado por el templo, perdió la gran oportunidad de avistar a las susodichas ratas blancas.

BIKANER

Después del periplo por el templo de las ratas y antes de llegar a Bikaner, para ver concretamente el fuerte de Junagarh, paramos brevemente en una especie de granja de camellos. Estos animales que pueden ser muy cotizados, son muy utilizados en algunas ciudades de India, sobretodo en el desierto. En esta granja hay un museo, criaderos de camellos y hasta podemos beber leche de un ejemplar. Quizás es más interesante ir con pequeños, además la entrada es de pago y camellos hay por prácticamente todas las carreteras.

Como citaba al principio, Bikaner no es una ciudad demasiado bonita, es otra ciudad más de India. El lugar más interesante y que de alguna manera marca el poder del Rajasthan en la antigüedad es el fuerte. Sin ánimo de aburrir en estas construcciones, estas moles de piedra ostentan salas, pinturas, pasadizos, puertas, torres y museos para albergar cualquier elemento de épocas pasadas. Las vistas desde la parte superior son siempre las mejores.


Información! En el viaje tenemos contratado servicio de taxi, el conductor siempre intentará convencernos para ir de compras a tiendas conocidas para llevarse comisión. En cada ciudad es típica alguna artesanía. Evitad estos engaños y comprad siempre por cuenta propia.