STARI GRAD

Primeramente quiero recalcar el excelente trato recibido por la dueña del hotel, que incluso nos regaló una botella de vino blanco de producción local, además de múltiples recomendaciones viajeras. Ha sido en Mostar y en Bosnia, en el único lugar donde hemos recibido un regalo así. Excelente, si señor.

¿Cómo es la ciudad vieja de Mostar?. Aquí un pequeño relato y muestra de sensaciones para todo el mundo.

La ciudad vieja de Mostar es relativamente pequeña y muy bien acondicionada para pasear, con una arquitectura muy vistosa con por ejemplo, calles estrechas y empedradas de tipo medieval.

En las calles principales hay numerosos locales de venta de productos comerciales y tiendas de artesanía a muy buenos precios, donde la normalidad es ver a los dueños tomar café bosnio. Estos pequeños detalles otorgan cierto colorido a la ciudad junto con olores provenientes de bares y restaurantes, sobre todo de carne.

Por la ciudad pasa el río Neretva, con un bonito color de agua turquesa que va a reclamar la atención de todo el público en general. Por último y más importante, visualizaremos el puente viejo de la ciudad, derribado en el año 1993 durante la guerra de Bosnia a manos de croatas y símbolo de la ciudad tras su levantamiento por el año 2004. Una delicia con historia propia.

Así reza inscrito en una piedra al lado del puente: «don’t forget ’93«. No hay que olvidar que murieron unas 100.000 personas en Mostar. En la colina Hum, encima de la ciudad, emerge una cruz levantada en memoria de los caídos.

Católicos y musulmanes viven divididos por el puente en oriente y occidente. Croatas en el lado oeste y bosnios musulmanes en el este. El Neretva separa ambas religiones que un día vivieron en paz antes de la guerra. Ya en la guerra, lucharon juntos para expulsar a los serbios y posteriormente vivieron una guerra civil entre ambos bandos.

Podemos decir que el casco antiguo es rápido de ver, otra cosa es perderse para obtener buenas fotos y descubrir rincones algo más solitarios. Las heridas de la guerra son visibles en muchas fachadas con agujeros de gran calibre. Es curioso, siguen ahí.

Entiendo que hay que tener cuidado al salir de zonas turísticas porque la sensación de inseguridad aumenta. Pero bueno, tampoco hay que ser alarmistas y simplemente tener sentido común.

Nos centramos en realizar alguna que otra compra y cenar probando algún producto local. Bosnia y Mostar nos han gustado, aunque evidentemente existe un conflicto aún latente. Estamos deseando volver a visitar el país con tiempo. En un trayecto de otro viaje por Montenegro, atravesamos la frontera con destino a Croacia. En este caso pasamos por la ciudad de Trebinje y la verdad que esa parte del país parecía muy bonita.

Todos los días, ciertos jóvenes se lanzan al agua desde el puente para diversión de los viajeros. Este de arriba no, el más grande, obviamente.


¿Apetece un recorrido por Croacia?

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