LA RUTA DE LOS GRANDES VINOS

En la Alsacia hay una gran variedad de viñedos con diferentes tipos de uvas. Si combinamos una de las regiones vitícolas más importantes de Francia con pueblos mágicos salidos de cuento, el resultado es exquisito para todos los sentidos.

La ruta completa es bastante grande, comprende 170 km y 67 municipios, así que la mayoría de gente hace una selección de seis o siete pueblos para visitar, que normalmente son los más destacados y famosos del mapa.

Dejando atrás la ciudad de Colmar, la gran capital de los vinos de Alsacia, el recorrido realizado comprende Eguisheim, Turckheim, Kaysersberg, Riquewihr y Ribeauville. El día lo finalizamos en la pequeña población de Thannenkirch, ya a más altura, para proseguir al día siguiente con el camino por estas tierras.

Todos los pueblos tienen algo especial. Iglesias con altos campanarios donde tienen los nidos las cigueñas, pastelerías exquisitas con los típicos dulces de la zona como son los «eclerc» o «bretzel» y calles únicas con un encanto especial adornadas con flores.

También casas con colores vivos y únicas con entramados de madera sensacionales y restaurantes donde saborear por ejemplo la tarta flambé o el chucrut. Hay cientos de bodegas donde degustar también los vinos de Alsacia de uvas como el riesling o gewurztraminer.

Hay un momento que parece que todas las casas y pueblos son iguales, como si el atracón o empacho de belleza afectara al cuerpo. Por lo menos estos pueblos visitados tienen diferencias entre si y quizás son los típicos en cualquier ruta por la llanura alsaciana y por tanto el éxito está asegurado.

En Eguisheim pudimos ver cigüeñas, además, el pueblo tiene una forma redonda con calles estrechas y la vía principal donde están los mejores lugares por conocer. Es un pueblo verdaderamente asombroso y de una belleza considerable.

Es difícil hacer una foto mal, poco vistosa. Está considerado como una de las villas más bonitas de Francia. Casualidad o no, mi mujer meses posteriores estaría en estado de buena esperanza.

Por otra parte Kaysersberg, resultó ser una gran sorpresa porque el río Weiss circula por el mismo pueblo ofreciendo imágenes únicas. Además, está enclavado debajo de montañas y viñedos, así que, es otro sitio más que recomendable. Aquí probamos la flammkuchen, como si fuera una especie de pizza. Muy típico pero sin ser una comida demasiado elaborada.

Quizás la joya de la corona, ese pueblo dotado por los dioses de albergar belleza a raudales con tiendas y comercios únicos es Riquewihr. No es necesario hablar mucho de este singular espacio. Con una serie de fotos todo queda más que explicado. También evidentemente está distinguido con ser otra villa bonita del país vecino.

En cuanto a los otros dos pueblos visitados como son Turckheim y Ribeauville, son dos lugares interesantes, como no, pero quizás menos destacables que el resto.

Así finaliza la ruta de un día por esta serie de municipios con un denominador común, que es la belleza y sobre todo las casas con entramados de madera y balcones de flores.

Otro factor positivo que decanta la balanza aún más, para llegar hasta esta región, es que todos los pueblos están muy cerca entre si y la estancia en el vehículo es mínima. Poco más hay que decir.

Colmar -> Eguisheim -> 8 km

Eguisheim -> Turckheim -> 8 km

Turckheim -> Kaysersberg -> 9 km

Kaysersberg -> Riquewihr -> 10 km

Riquewihr -> Ribeauville -> 4 km