ALGARVE

Desde la gran Comunidad Autónoma de Andalucía, y en este caso al lado de la provincia de Huelva, la vecina Portugal contiene un territorio excepcional. El Algarve es la provincia más visitada del país ocupando desde la frontera con España hasta el mismo océano Atlántico, una extensión de cerca de 150 kilómetros. Alberga también un amplio territorio de interior, aunque obviamente el principal aliciente es la costa. La capital es Faro y es donde está ubicado el aeropuerto para dar cabida al gran volumen de turistas.

Entrar al Algarve por encima del río Guadiana es extraordinario, cruzar el puente internacional con las casas en blanco de Ayamonte en el horizonte es una imagen muy bonita. De repente ya estamos en Portugal y en la autopista que tiene unas particularidades propias para pagar las correspondientes tasas.


Alerta! El sistema de peajes en todo el Algarve está asociado normalmente a una tarjeta de crédito debido a que no hay barreras. También es posible utilizar el VIAT que es utilizado en Cataluña. Al acceder a Portugal hay personal para informar sobre este método y ayudar. En el resto de Portugal los peajes son de la manera tradicional.

La sensación en general en esta parte de Portugal es de bastante tranquilidad. Existe la percepción en determinados momentos de estar más bien en una isla que en territorio firme. Y eso que hay mucho turismo de países del centro de Europa mayoritariamente. En algunos rincones es como retroceder a tiempos pasados.

Durante tres días es imposible recorrer todo el Algarve, pero si es tiempo suficiente para tener una primera toma de contacto para regresar en el futuro. Portugal de alguna manera engancha y atrapa, así que en un tiempo no muy lejano, volveremos a saludar a los lusos.

Durante dos noches elegimos la población de Lagoa como centro para visitar algunos de los puntos más destacados del Algarve. Está claro que este destino está muy cerca de los iconos del Algarve. Tenemos la oportunidad de alojarnos en una casa enorme con piscina y jardines, una llamada «quinta», una finca espectacular a modo de rancho.

CARVOEIRO

El primer destino cercano a menos de cinco minutos en vehículo es la playa de Carvoeiro. Un pequeño núcleo de costa que pertenece a Lagoa con una playa de extrema belleza.

Toda la pequeña población dispone de servicios básicos así como de bares y restaurantes para empezar a degustar los productos del mar o tradicionales del país, como por ejemplo arroces o la famosa cataplana.

Es aquí donde empezamos a familiarizarnos con los acantilados y senderos que recorren gran parte de la costa del Algarve. Es sin género de duda una atracción muy importante con buen tiempo o mal tiempo, siempre hay alguna persona posando por cualquier recoveco de costa.

En la misma playa por una cuesta, empieza el camino de ronda bien señalizado y en este caso a través de pasarelas camino del llamado «Algar Seco». En un breve trayecto alcanzaremos un punto importante que también es conocido como la gruta de Boneca, donde hay hasta instalado una especie de chiringuito para hacer una pausa refrigerante o gastronómica.

La gruta o pequeña cueva no tiene ningún desperdicio donde obtener buenas vistas del mar y de los acantilados cercanos. Por suerte el sol hizo acto de presencia y el entorno es difícil de recrear en palabras. Ya estamos de pleno en el esperado Algarve.

SILVES

Para acabar la jornada con un paseo sosegado y tranquilo, relajado, marchamos hasta la población de Silves, situada a menos de quince minutos en vehículo. Este lugar en el pasado tuvo bastante influencia y trascendencia histórica por la posición estratégica en el Algarve. En la actualidad es un remanso de tranquilidad fuera de las oleadas de turistas que hay por la costa portuguesa.

Que mejor manera de pasar las últimas horas del día divisando a viajeros que llegan a cuentagotas para disfrutar del entorno.

El puente romano y el castillo de piedra roja son sin género de dudas los elementos más importantes de Silves. De todas formas, pasear por cualquier rincón para encontrar ese punto singular o buscar un restaurante de la múltiple oferta existente, es la mejor de las opciones.

Aún es posible cenar tres personas por menos de veinte euros en Europa, una broma en estos tiempos que ya hemos vivido también en Oporto, otra gran ciudad portugesa.

Silves brinda la oportunidad de conocer un auténtico pueblo de Portugal donde el tiempo parece que ha parado. A disfrutar de Portugal.