Con los datos en la mano, es el día de más distancia recorrida, casi 400 kilómetros para continuar un poco por la línea costera del mar Negro para finalmente situarse de nuevo en el centro del país. Por suerte, hay algunos kilómetros que son por autopista aunque no son la mayoría. Algo es algo.

Nesebar es un importante y popular destino turístico. Está considerado como patrimonio de la Humanidad. Cierto es que el casco antiguo ubicado sobre una pequeña península rocosa es una delicia.

Sozopol puede quedar declinada desde el primer minuto de armar un itinerario. Además, tenemos la peor experiencia culinaria del viaje. Creo que si no tuviera mar, no estaría ni en los mapas.

Fruto de digamos la pequeña decepción de toda la costa del mar Negro, además, no hay prácticamente vida, la mejor alternativa es adelantar tiempo y regresar a la parte central del país. Aquí encontramos algo más de espacios de interés para el viajero. En este caso, Kazanlak, es una buena base de operaciones y lugar destacado por ser el centro del denominado valle de las rosas.


NESEBAR

Ya de Varna a Nesebar hay dos horas de camino prácticamente. Así que el día pasa muy rápido. El principal interés del casco viejo son las iglesias y las casas históricas. Son algo nuevo en el viaje.

En este caso, la iglesia de Cristo Pantocrátor, característico del movimiento del resurgimiento, es primordial. Caminando y caminando, vamos a encontrar más iglesias de esta peculiar arquitectura. El resto de la visita pues debe acabar en cualquier mirador al mar. En temporada otoñal, por desgracia, el ambiente está más bien flojo, está todo cerrado y solamente hay algún que otro comercio abierto. Es por este motivo, que con menos días de vacaciones, el viaje debe quedar empleado en el centro del país.

SOZOPOL 

Un puerto pesquero y un barrio histórico próximo al mar Negro son los reclamos de Sozopol. No suena mal. Pues bien, no apreciamos nada especial y por tanto el consabido fracaso del viaje, que siempre hay alguno.

Aquí quería resaltar, hasta tildar, un decepcionante restaurante llamado «Kirik». Con una terraza mirando al mar, esperas un producto de categoría, y mucho más pescado o marisco. Pues todo lo contrario, toda la comida es mala, pero hay un plato en concreto, un pulpo a la brasa que tiene el precio de 12 €, algo descomunal en un restaurante búlgaro y por tanto confías recibir calidad. Entonces recibimos un animal seco, quemado, tieso, horrible y asqueroso. El resto de piezas del bicho, deben estar en la tumbar tracia de Sveshtari, porque el pulpo es de tiempos pasados. Raro que el guía de la tumba tracia no nos hablase del mismo. Un pulpo ancestral. No nos solemos quejar, pero hay cosas que son impresentables y en este caso reclamamos y por suerte a pesar de la reticencia de la jefa, recibimos el importe total del octópodo, que tampoco nos quita de pobres, pero es por dignidad.

KAZANLAK

Con la broma llegamos a Kazanlak pasada la tarde y a oscuras, no es una ciudad con demasiados puntos de interés general, no tiene nada llamativo ni para dar un paseo. Ahora bien, es un punto estratégico, está en el centro del valle de las rosas y del valle de los reyes tracios. Cerca está la tumba tracia de Kazanlak y la zona de montaña del paso Shipka, con bastante fama.

El alojamiento es el hotel Magnolia con restaurante propio que hay que subrayar, la tumba tracia patrimonio de la Humanidad queda a menos de quinientos metros. Vamos a ver, nunca es posible comer tan barato y tan bien. Encima, tenemos la suerte de ver en pleno directo una fiesta de sesenta cumpleaños que empieza a las siete de la tarde y creo que aún sigue. Música regional, música americana, hasta música española, Modern Talking y la misma Macarena tienen presencia. Una mesa presidencial y dos mesas de cinco comensales. Allí no para de salir comida, bebida y parlamentos. Whisky en el primer plato y todo. Al final hasta nos animamos a aplaudir, hay dos parejas de novios que bailan acaloradamente también. Estamos en el centro de Bulgaria y parece que estamos en España en los años 60.

En nuestro caso, dos cervezas de 500 ml, estos búlgaros no suelen tener cerveza pequeña, saben lo que hacen. Plato de queso, ensalada, patatas fritas, dos parrilladas de carne tracias en honor a esta gente ancestral, café, licores y postre por 8 € por persona. Imposible más barato.