LIECHTENSTEIN


Superficie: 160 km²

Habitantes: 38.500

Fiesta nacional: 15 de agosto

Moneda: Franco suizo (CHF)

Idioma: Alemán

Punto más elevado: Grauspitz, 2.599 metros de la altura


El pequeño principado de Liechtenstein, en plenos Alpes, no es un país para ser el centro de atención de las vacaciones por diferentes motivos, como por ejemplo la extensión. Pero en cualquier caso, en una ruta por los países vecinos, ya colosos turísticos tales como Suiza, Alemania o Austria, pues está en el camino y merece la pena un alto en el recorrido y no descartarla en la totalidad. De todas formas, el folleto informativo de la oficina turística, indica que hay 400 kilómetros de senderos señalizados y de carriles bici. Oferta cultural, buena gastronomía y grandes vinos, naturaleza y recreo, son supuestamente, buenas razones para visitar el principado tal y como publicitan.

La capital es Vaduz y en el centro o casco antiguo (Mitteldorf), es donde están los edificios más importantes como en cualquier ciudad, ninguna novedad. Hay varios museos y existe también la opción de realizar el típico paseo en tren turístico para ver los elementos más indispensables de la ciudad.

Entramos a la capital desde Suiza y por el oeste, debido a que estamos en ruta para alcanzar los destinos principales del viaje, que son Austria e Italia, y más concretamente, Tirol y Dolomitas.

Después de cruzar el mismo río Rhin, ya observamos el puente de madera, el Alte Rheinbrucke. Recuerda de algún modo al puente de madera de Bulgaria en la ciudad de Lovech. Empezamos a ver la bandera del principado por todas partes de color rojo y azul intenso. También las matrículas de los coches con la letra FL y fondo de color negro, algo desconocido hasta el momento.

Aparcamos en el mismo centro, es la suerte de tener una furgoneta de dimensiones normales. Desde aquí, centramos la visita en las calles principales sin salir demasiado de los sitios más destacados. Es interesante llegar hasta la oficina de turismo para pedir un mapa por lo menos. Es prohibitivo comprar ninguna tontería a modo de regalo o hasta un imán para la nevera por los excesivos precios. Aquí hay una señal con indicaciones de tiempo en rutas alpinas hasta lugares tan conocidos como por ejemplo Grindelwald en Suiza, un espectacular valle.

Antes de salir del país, en vehículo, subimos al castillo de Vaduz, el Schloss Vaduz. Es posible acceder por un sendero, pero a estas alturas de la película, para avanzar faena y evitar discusiones, con un niño de cuatro años, mejor ir en coche. Seguramente es la parte más bonita de la visita al principado de Liechtenstein debido a la belleza del castillo y a las más que soberbias vistas generales. A pesar del día nublado y lluvioso, el paisaje es generoso con el valle del Rin al completo y algún pico que asoma tras las nubes.

Liechtenstein tiene como forma de gobierno una monarquia hereditaria y el jefe de estado es un Príncipe. El castillo es de la familia real y no están admitidas las visitas. Al salir del principado, un radar en una simple carretera y circulando a poca velocidad salta de frente. Ya veremos si llega la multa, supongo que será para mantener a la familia noble. En otras ocasiones desde Alemania y Francia han llegado como regalo al buzón las pertinentes denuncias.


Sigue el viaje por Austria

La ruta en furgoneta prosigue por tierras del Tirol y con visitas a Salzsburgo, Hallstatt y a la imponente carretera alpina del Grossglockner.