Hay que deshacer la totalidad del camino por carretera para ir de la zona del mar Rojo en Eilat, hasta la misma ciudad cosmopolita de Tel Aviv, donde finalizará la gran escapada por tierra santa con dos noches de pernocta.

345 kilómetros de viaje para afrontar unas cuatro horas de recorrido con las respectivas paradas de interés general en pleno desierto del Neguev. Unos paisajes para recordar.

RED CANYON

Salir del sur hacia el norte del país, inicialmente, comporta conducir por la carretera 12, paralela al país de Egipto y de numerosos peligros en tiempos pasados con atentados frecuentes y donde el clima de tensión es latente. Hay algunas lecturas por la red que recomiendan evitar esta carretera, a día de hoy en un principio todo es tranquilo y aunque no es muy transitada hay bastante turismo.

Recintos militares, alambradas, puestos de control y vigilancia que hacen del placer de conducir una grata experiencia a la par que particular. Uno de los objetivos del viaje era asimilar el conflicto de este territorio del planeta tierra que tiene una muy compleja solución.

Un clásico de esta parte del desierto, de fácil acceso y de recorrido, es el Red Canyon, o cañón rojo en idioma común. Un desfiladero con una gama de colores rojizos, estrecho y breve en los llamados montes de Eilat. Es muy Importante llegar a primera hora del día para evitar así las masas de turistas y estudiantes que copan el aparcamiento de autocares y posteriormente el camino que queda colapsado a la par que ruidoso.

Es una ruta muy popular y marcada con señales, aunque puede ser de complicado ingreso y poco sugerente para personas con movilidad reducida debido a que hay que salvar alturas con agarraderas de metal y hasta escaleras.

No es un espacio para visitar expresamente, es una gran alto en el camino en caso de estar por las influencias de Eilat, pero es muy pequeño (2 kilómetros ida y vuelta desde el aparcamiento) y en menos de una hora está todo finalizado. Por la noche está prohibido acceder por motivos de seguridad y el frío también en esta parte del desierto aprieta bastante.

MITZPE RAMON

Más tarde, para ir poco a poco centralizándonos en el país, hay que seguir por la carretera 40 en dirección norte y en busca del Mitzpe Ramon, un mirador de excepción en el extremo norte del gran cañón de Israel. A fin de cuentas Mitzpe Ramon es una pequeña localidad también donde encontrar servicios y donde destaca el barrio de la Ruta de las Especias, aunque pasamos totalmente por alto por tener otros planes.

En Mitzpe Ramon reina la tranquilidad y la calma, fuera de las grandes aglomeraciones y contaminación de grandes ciudades. Es un punto elevado de Israel, 900 metros sobre el nivel del mar y por tanto a pesar de situarse en el corazón del desierto del Neguev, es bastante frío en consecuencia. Con todas estas características, es un punto habitual y destacado para visualizar el cielo y las mismas estrellas.

Aparcamiento gratuito y unas vistas espectaculares al Makhtesh Ramon, un paisaje inmenso y multicolor en el apodado como «circo de erosión» más grande del mundo, tal como refiere la guía. Mucha multitud de jovenes practicando escalada con cabras montesas en pleno hábitat y una perspectiva única en Israel. En esta reserva natural del Makhtesh Ramon las opciones de turismo son infinitas con derecho a actividades tales como senderismo, ciclismo, aventura y mucho más.

TEL AVIV

Dirección norte, quedan por descubrir diferentes enclaves de los nabateos, un pueblo nómada oriundo en la conocida como Ruta del Incienso. Así que ruinas remotas tales como Avdat, Mamshit y Shivta, ciudades nabateas antiguas y declaradas también patrimonio de la humanidad, forman un triangulo entre si y situadas entre la gran ciudad de Beer Sheva y el propio Mitzpe Ramon. La misma Avdat es apreciable desde la carretera principal hacia Tel Aviv al salir del gran mirador.

Con mapa en mano, por la parte oeste y en el mismo mar Mediterráneo, quedaría la franja de Gaza, cerrada al turismo y donde la población local queda encerrada y por tanto aislada en una porción de tierra. Israel con barreras y muros impenetrables, la frontera con Egipto cerrada y el mar Mediterráneo de adorno.

Entrar en los dominios de Tel Aviv y en el centro principal con vehículo es un trabajo pesado y largo, mucho más en horario de tarde. El día siguiente queda totalmente reservado para patear toda la parte más importante de la ciudad, así que tenemos dos premisas, encontrar el hotel y dejar el coche de alquiler estacionado en la misma oficina para entregarlo a primera hora de la mañana.

En la zona del puerto de la ciudad y en la misma Hayarkon St, reservamos un alojamiento correcto y a un precio bastante bueno por dos noches. El sitio es el Dotan’s Boutique Guesthouse. El tipo que regenta el negocio es bastante servicial pero hay que tener en cuenta que ciertos barrios principales quedan un poco alejados, aunque es posible ir caminando a todos los espacios.

Dejar el coche estacionado es imposible, los aparcamientos privados son muy caros y la zona de pago en la vía pública tiene recargo a todas horas del día, incluso por la noche o eso entendemos. Como la compañía Hertz está en la misma avenida y a escasa distancia, repostamos y aparcamos delante de la misma puerta para evitar desagradables denuncias. Esta calle principal tiene hoteles a todo lujo y aparecen las embajadas de la gran mayoría de países, incluida la de Estados Unidos.

Para cenar y por suerte, tenemos la recomendación muy cerca y en la calle Dizengoff, de un local donde sirven humus excelente y a un precio más o menos razonable. Humus Asli para poner punto y final al día. Este barrio está muy animado por jovenes y con muchos locales de restauración.