CISJORDANIA (PALESTINA)


Otro de los fundamentos del viaje a Israel, era atravesar al vecino país de Cisjordania o Palestina. Ambos países son enemigos íntimos y la tensión política está muy vinculada y por desgracia a la violencia. Todo el mundo reconoce a través de los medios de comunicación y de múltiples noticias más o menos fidedignas el conflicto infinito y de imposible solución.

Hay que advertir que existe un problema grave y muy a menudo hay conflictos, no significa evitar el viaje, pero si estar alerta sobre la situación política a la hora de emprender el viaje y consejos sobre seguridad en ambos países, es una cuestión a veces de sentido común.

Ahora bien, dejando al margen todo este apartado, Palestina abre al viajero las puertas para vibrar en ciudades históricas con intensos zocos y un territorio salpicado de colinas y paisajes de tipo desértico. Son innumerables las opciones por visitar, convendría un viaje entero al país que reclama libertad absoluta. Así que entre las alternativas más imprescindibles, hay que elegir y descartar espacios para sumergirse de pleno en los Territorios Palestinos de acuerdo a los intereses propios del viaje.


En día sábado y por tanto en tiempo aún de la festividad judía sagrada, decidimos viajar a Palestina y evitar así en cierta manera la tranquilidad de Jerusalén con la mayoría de comercios cerrados hasta bien entrada la tarde. No hay ningún tipo de problema en cambiar de país en este día tan señalado, a pesar de las tentativas de estafa de muchos taxistas que indican que en sabat la policía no trabaja y por tanto no es posible cruzar entre ambos países. Son las típicas mentiras de una minoría del sector musulmán, nada del otro mundo.

La ciudad que de alguna manera hace frontera con Jerusalén en Israel, es Belén, punto al que nos dirigimos inicialmente para contratar los servicios de un taxista en Palestina debido a que el plan de viaje es conocer Belén y Hebrón.

Vamos a llegar al puesto de control 300, entrada a la tumba de Raquel, en el sur de la ciudad de Jerusalén mediante autobús para cruzar caminando el llamado muro de separación de Israel, también conocido como «muro de la vergüenza». La otra alternativa es cruzar directamente en autobús por los controles de autopista para alcanzar el mismo centro de Belén. La estación de autobuses está delante de la puerta de Damasco y hay que preguntar por el número que emplea la ruta que queremos realizar debido a que suele haber modificaciones.

En épocas de la segunda intifada, sobretodo por el año 1990 y a raíz de numerosos atentados terroristas en Israel por parte de locales de Cisjordania, empezaron las incursiones militares de tropas de Israel en Cisjordania y el llamamiento para levantar un muro de separación apelando a motivos de seguridad.

Este muro de hormigón de ocho metros de altura coincide en gran medida con la linea de separación real entre Israel y Cisjordania, aunque hay ciertos tramos que serpentean en torno a asentamientos israelíes. De esta forma segregan a los palestinos de todo el territorio propio de Cisjordania creando grandes dificultades y separaciones entre comunidades.

Entrar en Palestina es rápido y fácil, hay que atravesar varios tornos giratorios que tanto gusta a la seguridad de Israel y sin ningún tramite administrativo, estamos en territorio de Palestina. No hay ni que mostrar el pasaporte.

La avalancha de taxistas con coches de color amarillo ofrecen los servicios más habituales. Aquí hay alguna pintada en el muro aunque las más importantes están un poco más alejadas, aunque posible ir caminando.

Contratamos por 80 € un taxista árabe de habla inglesa y metido de pleno en la causa de libertad para Palestina, que tiene la misión de llevarnos a la ciudad de Hebrón, posteriormente a la ciudad de Belén y mostrarnos los tramos más interesantes y destacados del muro de separación. Es un precio alto, pero todos más o menos rondan por igual y es cuestión de negociar. La vida en Palestina sigue siendo cara.


Alerta! Geografía de Cisjordania ZONA A: control total militar y civil de Palestina, cubre las ciudades más importantes tales como Ramala, Nablús, Belén, Jericó... hay letreros en rojo y prohibida la entrada a israelíes. ZONA B: zonas rurales con control militar israelí y control civil palestino. ZONA C: absoluto control israelí. Control de la red de carreteras de Cisjordania y espacios poco poblados.

HEBRÓN

La problemática ciudad de Hebrón dista a 35 kilómetros de la entrada a la ciudad de Belén en el puesto de control 300. Circulando por carretera, empezamos a avistar los asentamientos israelíes con colonias ocupando los Territorios Palestinos. Hay muchos asentamientos y de diferentes tamaños, normalmente cercados con vallas electrificadas y con un fuerte sistema de seguridad militar. Con las leyes en la mano, tales asentamientos son ilegales, aunque cada cual tiene una interpretación de la norma de acuerdo a intereses propios. Pero queda meridianemente claro, que no ayudan al proceso de paz y una opinión personal es que con el paso de los años aumentarán.

En esos espacios hay edificios, comercios, escuelas, parques y hasta universidades, un poco increíble las ganas de vivir en una tierra ocupada y encima confinados. Todo financiando por parte del estado de Israel y donde normalmente viven judíos de avanzada edad y de otros países de Europa y de hasta América.

Entre los increíbles paisajes con múltiples colinas blanquecinas por el horizonte y el típico desorden de una zona musulmana, aparecen también torres de control israelíes y numerosos puestos de control, algo que es un poco sorprendente pero real. Israel tiene el poder y la fuerza, no dudan en sacarla a relucir con el apoyo de los EE.UU. Así todo es mucho más sencillo.

Hebrón es la última morada de Abraham o Ibrahim… y ya que estamos de vital importancia para las tres religiones monoteístas, nada nuevo. El conflicto en Hebrón o Al Khalil en idioma árabe, entre judíos y musulmanes es perpetuo, no en vano los asentamientos israelíes están en pleno centro y no en las afueras de cualquier ciudad como sucede en la mayoría de casos y tal como hemos podido observar. Es normal que haya un disputa constante.

Deambular por Hebrón es algo extraño y difícil de soportar en este caso para los palestinos, que están rodeados de colonos entre muros, alambradas y soldados de Israel fuertemente armados. Están vigilados por completo y sometidos. Sólo hay que pasear por la calle principal de comercios, donde en la parte superior hay redes para evitar los lanzamientos de cualquier objeto peligroso por parte de los agradables «hogares» judíos. Aunque en ocasiones tiran lejía, desperdicios y excrementos, una verdadera lástima. La suciedad y el clima que respira la ciudad es desoladora.

El punto de interés principal de la ciudad vieja de Hebrón es la mezquita de Abraham y tumba de los Patriarcas, también sagrada para musulmanes y judíos por donde hay que ingresar por un control de pasaporte y seguridad antes de acceder. Hay una parte para cada religión, pero al ser sabat, es imposible entrar por el lado de los judíos, incluso los militares no permiten pasar al asentamiento judío, algo que con pasaporte español debería ser normal. La excusa del sabat sirve para denegar el pase por parte del jefe. Es todo tan surrealista.

Caminando tranquilamente con el típico zumo de granada natural recién exprimido en mano y al mejor precio, de todo el viaje (5 séqueles), proseguimos el camino por el zoco sin perder la atención a cualquier detalle del conflicto, que es el principal motivo de la llegada a Hebrón. Tenemos la posibilidad de subir a una azotea para contemplar desde una buena panorámica la geografía y la arquitectura que marca el problema. Todo está rodeado de edificios de judíos, incluso en la lejanía de la montaña hay un puesto militar con una menorah gigante. El candelabro o lámpara de siete brazos de la cultura hebrea. Las banderas de Israel están en todos los edificios a modo de provocación.

La familia vive pared con pared y alambrada de espino rodeando la terraza, con unos colonos judíos que el edificio construido es reciente. Es más, el edificio donde vive la familia árabe tiene más antigüedad que el mismo estado de Israel, está en Hebrón esa casa desde antes del 1948. En fin, cada cual tiene una versión, es cierto que falta un poco de opinión y perspectiva opuesta por parte del lado de Israel, aunque viendo el carácter de los judíos, me imagino la respuesta.

Hebrón es también un centro donde el arte del vidrio tiene mucha influencia y tenemos la ocasión de entrar en una pequeña fabrica para observar el proceso de fabricación antes de marchar hacia la ciudad de Belén. Una magnifica experiencia.

BELÉN

El siguiente destino es la vibrante y religiosa ciudad de Belén, población más visitada de Cisjordania y en especial en épocas señaladas tales como Semana Santa o Nochebuena. Lugar donde confluyen todos los peregrinos y los no creyentes en la plaza mayor o del pesebre (Manger Sq). Aquí hay un turismo desbordante, todo hay que citar.

Aparece la razón y motivo principal de un viaje a Belén, la iglesia de la Natividad, espacio único en tierra santa. Quién no ha cantado la famosa canción del villancico de Belén, así que pisar el suelo de esta tierra, evoca a tradición, festividad y alegría.

El casco viejo de Belén, al igual que muchas ciudades de Palestina, están afincados en verdaderas colinas, así que hay unas cuestas muy pronunciadas y de difícil acceso caminando. El taxista, perro viejo, conoce bien los mejores recovecos para aparcar en pleno centro y ahorrar así un buen esfuerzo a pie.

Entramos a la iglesia de la Natividad por la puerta de la Humildad, una ínfima puerta donde hay que acceder agachados. Tal construcción tiene tales dimensiones para evitar que atacantes en tiempos pasados ocuparan la iglesia entrando a caballo.

Queremos sentir y vivir de primera mano, el lugar donde supuestamente nació Jesús, el interior de la gruta de la Natividad. La estrella de plata de 14 puntas señala el lugar de nacimiento de Jesús, donde encontramos también la capilla del Pesebre (el Belén) y la capilla de Adoración a los Reyes Magos, que conmemora la visita de los mismos Melchor, Gaspar y Baltasar.

Hay largas colas, enormes, es normal, pero con un poco de picardía, dirigimos la marcha hasta la entrada grupal a la gruta de la Natividad, por donde entran los grupos de personas que van acompañados con guías por una puerta pequeña y antigua. Suelen pagar dinero, así que tienen privilegios, también normal. Incluso un mal educado guía local, de vergüenza ajena para los clientes, entra en una discusión poco productiva con nosotros, que simplemente tenemos el permiso de los vigilantes para esperar en la entrada para poder acceder. Un impresentable.

Con educación y respeto, preguntamos si es posible la entrada, y con una espera de algo más de media hora, los vigilantes preguntan el país de origen y tienen la amabilidad de dejar pasar cuando ven la oportunidad entre tanto bullicio y nerviosismo por parte de mucha gente. Tenemos que esperar algo más de lo habitual debido a que hay una misa armenia.

Hay que agradecer este detalle, así que entramos en realidad por donde la gente suele salir evitando así un largo tiempo de espera. Una vez en el interior, hay custodios que controlan el tiempo de visita, aunque de nuevo con un poco de mano izquierda, es posible quedarse un rato para sentir un momento irrepetible en el viaje, con el permiso de los mismos para no perder detalle y contemplar así toda la gruta y las respectivas capillas. Genial momento.

Una vez en el exterior, decidimos caminar un poco por el zoco entre variedades de cualquier producto, como verdura, carne, pescado, utensilios de todo tipo y comida muy apetecible. Es el llamado mercado verde y muy peculiar. Por todo Belén y en las inmediaciones, hay yacimientos, iglesias y museos para completar una jornada intensa y emocionante en tierra santa.

Antes de visitar el arte callejero con pinturas en el muro de separación entre Israel y Palestina, en este caso de separación entre Belén y Jerusalén, paramos a comer arroz con pollo y verduras en un interesante restaurante alejado del caso viejo, por cierto de muy buena calidad. Los precios siguen siendo muy altos, 50 séqueles con bebida incluida. Seguramente un local tiene un precio más económico, pero tampoco mucho. Tantuni es el nombre del comercio.

Previo a la entrada de nuevo al país de Israel, donde si que es necesario pasar controles de seguridad, tornos giratorios y mostrar el pasaporte con la visa, caminamos tranquilamente por una buena parte del muro de separación para admirar las pinturas, algunas originales del mismo artista británico Banksy. Increíble.

Todos los ciudadanos palestinos que cruzan a Israel, tiene que efectuar cada día el mismo ritual para entrar y salir de Palestina por motivos laborales, con un permiso que tienen por parte del gobierno de Israel. Estos tiene la potestad de denegar la entrada en cualquier momento por temas de toda índole. Es una cárcel.

Otra de las posibles visitas en Belén, es conocer un campo de refugiados, que huyeron de la creación del estado de Israel y están instalados en condiciones poco humanitarias en los suburbios de la ciudad.


Información! Datos del taxista en caso de querer contratar servicios con anterioridad: Mofareh +972599644266 ; Instagram: taxi_mfareh_bethlehem


MONASTERIO DE SAN JORGE

Después de salir de Jerusalén con vehículo de alquiler, dirección al mar Muerto y por inercia al sur del país de Israel, paramos brevemente en tierras de Palestina para disfrutar del espectacular monasterio de San Jorge.

Estamos en los aledaños de la antigua ciudad de Jericó, en efecto, coincidimos con un solitario turista americano que proviene del pueblo de Jericó a pie, que es una posible forma de alcanzar el monasterio también  fuera del camino habitual que realiza la gran mayoría en coche propio, taxi o con cualquier circuito organizado en autocar.

Adentrar en el desierto de Judea es significado de calor, tanto que hay que cambiarse de ropa al llegar al desierto de Judea y al Wadi Qelt, que es donde está ubicado el espiritual monasterio ortodoxo. La temperatura con respecto a Jerusalén varia una barbaridad. No hay que desviarse demasiado de la vía principal número 1 que va a conectar con la número 90 para penetrar en las inmediaciones del monasterio. Hay que reflejar que en la actualidad el acceso principal una vez fuera de la autovía es completamente asfaltado para beneficio del conductor.

Antes de llegar al aparcamiento principal para descender al monasterio, construido en la cara del risco y en el siglo V, hay varios miradores excelentes con la presencia de cruces diseminadas por todo el entorno. Es muy fácil aparcar en el margen de la carretera y caminar brevemente para presenciar tal belleza y siempre en total soledad, hay muy poco turismo.

 

En el aparcamiento hay algunas personas de origen árabe con la función de vender algún refrigerio y ofrecer los servicios de un burro o mula para alcanzar la base del monasterio, en especial atención al regreso que es pendiente. Son un poco espabilados y siempre van a intentar timar con algún truco con el cambio de moneda o pidiendo más dinero del habitual por cualquier producto tipo agua, zumo natural o cualquier recuerdo. Nada recomendable parar ni siquiera para a saludar.

El recorrido hasta el monasterio es brutal, siguiendo el curso del río Qelt y con diferentes manantiales de agua, permite admirar la magnitud de la construcción aunque por desgracia el acceso a las estancias no es posible debido a que está cerrado.

Una verdadera pena y nos conformamos por caminar por el exterior. El tramo total es en general asequible para cualquier persona aunque bien es cierto que hay desnivel y el calor es persistente. En menos de 25′ es posible llegar al monasterio, un poco más de esfuerzo y tiempo a invertir para la vuelta.

También en el aparcamiento principal hay un camino muy sencillo que dirige a un mirador mucho más cercano y prácticamente vertical al monasterio de San Jorge donde encontrar unas imágenes únicas. Muy interesante la parada camino del sur de Israel por Cisjordania.


Estos son los lugares más emblemáticos e interesantes por conocer en Cisjordania:

-Belén

-Ramala: capital de Palestina

-Jericó

-Hebrón

-Nablús

-Monte Gerizim

-Monasterio de Mar Saba