RAJASTHAN

Empieza la aventura en taxi con conductor para recorrer uno de los estados más importantes de India. «Tierra de reyes», ese es el significado de Rajasthan. La tarea no es fácil ni relajada, un viaje en vehículo por los lugares más famosos de este territorio, es simplemente agotador, tanto física como mentalmente.

Mandawa es el destino final del día para pasar la primera noche. Desde la capital, hacia el oeste, esperan poco más de 250 kilómetros. Toda esta distancia en un país como India, supone invertir por lo menos cinco horas de estresante conducción. A todo este tiempo hay que sumar paradas propias para avituallarse y comer, incluido el conductor, que también come.


Información! En un viaje en coche por el Rajasthan, es necesario tener un chófer con experiencia, pericia y tranquilidad, para recorrer las grandes distancias día a día. Es muy importante debido al peligro constante en las carreteras de India. Los adelantamientos y contratiempos de las vías de circulación son extremos. Evidentemente hay que disponer de un buen vehículo, confortable, cómodo y con aire acondicionado.

El primer día en la carretera cualquier novedad es una anécdota. Prácticamente todas las horas de conducción, estaremos concentrados en la vida ajena y pegados a la ventanilla del coche. Con el paso de los días, muchas horas de traslados las invertiremos en dormir y descansar. A pesar de todo, siempre hay alguna estampa diferente y digna de curiosear a través de los cristales.

Vacas, cabras y perros por medio de las vías principales a esquivar. Niños en las cunetas descalzos comidos por la suciedad. Cientos de comercios desperdigados como talleres de motos, venta de comestibles y mercadillos de fruta. Motos con familias enteras encima a modo de transporte colectivo. En definitiva, un compendio de aspectos cotidianos normales que resultan sorprendentes para un extraño.

Para entrar en el Rajasthan hay que parar en medio de una carretera para pagar unas tasas por el acceso, como si de un mismo peaje tratara. Esa es tarea del conductor, que siempre parará a tomar algo y comer en cooperativas turísticas. Aquí coinciden todos los viajeros del país, cada cual con su forma y estilo viajero, llevados y guiados como rebaños. Aquí tanto los precios de la comida como de los recuerdos son abusivos y excesivos.


Alerta! Después de analizar el viaje, el chófer tiene comida y bebida gratis por parar en las cooperativas. Por más mensajes y alternativas ofrecidas, de ahí no va a salir. Es una pena porque hay muchos sitios para comer más barato en la misma carretera. Para evitar discusiones, es un trámite a pasar.

MANDAWA

Mandawa es una ciudad bastante pequeña, de pocos habitantes y situada en un entorno más bien rural. Debido a una posición histórica en rutas comerciales en el pasado, como la ruta de la seda, contiene numerosos edificios señoriales aunque en condiciones de abandono en la mayoría de casos.

Estos edificios son apodados «havelis», mansiones o palacios adornados con bonitos frescos, muy llamativos y hermosos. Tenemos la ocasión de dormir en una construcción de estas características, y ciertamente, es como retroceder unos años al pasado, como un maharajá.

Un paseo por las calles de la pequeña población evidentemente debe contener la visita a las havelis más importantes o al fuerte, convertido una parte en hotel. Cualquier local intentará hacer de guía por unas rupias y todo vecino captará nuestra atención para visitar la tienda familiar y comprar artesanía local. Hay que ser fuerte y perspicaz para no caer en las garras de los comerciantes indios, muy experimentados y que únicamente están interesados en el dinero como norma general.


En la primera parada en el Rajasthan, muchos locales intentan también inmortalizar el momento con un selfie, como si fuera la primera vez que ven al hombre blanco, es la tónica del viaje.

Otro anécdota de Mandawa y seguramente algo que únicamente puede pasar en India, es al entrar en una haveli y comprar la entrada para ver una estancia con adornos, la señora que vende el ticket estaba tumbada en la cama durmiendo. Justo al lado, un señor moribundo de avanzada edad acostado hacia arriba, desnudo de piernas para abajo y sondado del pene con todos los genitales y testículos al aire libre, echando líquidos internos, surrealista.