CANTABRIA

Unos intensos días de verano del mes de junio para recorrer en vehículo camper con una criatura de cuatro años de edad, las soberbias tierras de la comunidad autónoma de Cantabria visitando los sitios más destacados. A disfrutar del mar, de la montaña, de la gastronomía y de la gente. Más que recomendable y para repetir. 2.067 kilómetros.

Cantabria alberga un interesante litoral con mucha variedad y posee mucha montaña, incluidos los Picos de Europa. Es salir prácticamente de la línea de costa y aparecen valles por todos lados. Un placer para la conducción. El clima puede ser también algo caprichoso, y es que el verde que compone el paisaje, no es gratuito. ¡No olvidar por tanto la ropa de abrigo!

El viajar en furgoneta permite mucha libertad de movimiento. No hay ataduras y el viaje siempre tiene posibilidad de cambio o alternativa. El plan del viaje es relajado, empezar el día sobre las 09 o 10 horas de la mañana e instalarse en el sitio de pernocta sobre las 17 o 18 horas. Hay que buscar siempre, eso si, actividades para tener al más pequeño entretenido. Los sitios para descansar son de acuerdo a criterios de itinerario y de lugares apetecibles encontrados en las aplicaciones más fundamentales. Total, vamos con la casa encima y con todo preparado para cualquier necesidad.


ITINERARIO

  1. Barcelona – Laredo / 683 km
  2. Santoña – Santander – Suances / 106 km
  3. Santillana del Mar – Comillas – San Vicente de la Barquera / 53 km
  4. Fuente Dé – Mogrovejo – Potes – Carmona – Sopeña / 159 km
  5. Bárcena Mayor – Ruente – Cabezon de la Sal – Muñorrodero / 72 km
  6. Cueva El Soplao – Parque de Cabárceno – San Roque de Riomera / 120 km
  7. Liérganes – Castro Urdiales – Barcelona / 732 km

LAREDO

Entramos en Cantabria por el País Vasco, por la carretera que viene de Bilbao. Ya en Cantabria, dejamos la villa costera de Castro Urdiales para el final del viaje, aunque tampoco la tenemos muy en cuenta. Así que el primer destino y que será también lugar de pernocta es Laredo. Por la autopista de Cantabria, ya divisamos la bonita costa cántabra y el color verde que impregna todas las montañas. Tiene todo buena pinta.

Laredo tiene todos los ingredientes para alegrar la vida al viajero, no cabe duda. Al llegar sobre el mediodía, primeramente recorremos el conocido como «túnel». Bajo el monte de la Atalaya, al lado del puerto viejo, existe un túnel de unos 200 metros de longitud que comunica la parte urbana con la playa de la Soledad. Tranquila, relajada y que es un mirador excepcional.

Seguidamente iniciamos un breve paseo por el casco viejo del mismo Laredo al salir del famoso túnel. No en vano es el mayor casco histórico de la comunidad de Cantabria. Interesante.

De todas formas, la gran atracción del día, es optar por un rato de navegación por el mar para alcanzar el faro del Caballo, la misma y preciosa Santoña (sin bajar) y deleitarse un poco con el entorno en general escuchando las interesantes explicaciones de la tripulación. Hay una empresa que por lo menos es la única que encontramos, excursiones marítimas, que ofrece el recorrido que dura una hora y media.

No tiene desperdicio, cuando la faena está bien hecha hay que felicitar a la empresa. Además, para los niños es muy divertido, incluso al final entregan un diploma de capitán de barco, entre alguna historia más. Muy agradable la excursión.

Quizás la mejor forma de pasar el día es coger el barco hacia Santoña a primera hora de la mañana, visitarla con calma y comer en un buen restaurante o comprar anchoas. Ya a la tarde, regresar a Laredo y así ahorrar el tiempo que hay que invertir en carretera debido a que hay que dar un rodeo importante. Nosotros no teníamos tiempo porque llegamos al mediodía y la frecuencia de barcos era aún poca.

Otra opción también, es utilizar una línea regular y económica que cruza el pequeño trozo de mar que hay desde la playa del Puntal en Laredo hasta Santoña. Es cuestión de logística.

El día no ha acabado todavía, las horas de sol cunden en el mes de junio y los niños requieren atención. Como no queremos tampoco seguir haciendo más kilómetros, optamos por ir a la zona de la playa del Regatón para instalarnos en el camping playa del Regatón. Está en el entorno de la playa y aseguro que la puesta de sol es preciosa. El camping es recomendable, limpio y las parcelas con hierba.

Aquí hay una pequeña actividad que son paseos a caballo o en poni por prácticamente donde quieras y el tiempo que quieras. Te dan un poni y puedes ir hasta la misma playa del Regatón y de verdad que es espectacular y barato. No hay mejor manera para pasar la tarde en familia y entretenidos. Hay un par de compañías que realizan la actividad y están la lado del camping Laredo.


SANTOÑA – SANTANDER – SUANCES

Desde Laredo queremos llegar hasta la bonita población de Santoña, para recorrer así un poco el paseo marítimo y visitar por encima los espacios más notables. Ya en el barco, observamos el potencial que contiene y además teníamos la idea de comprar conservas, visita obligada por tanto. Estas compras las decidimos hacer en la casa «Emilia». Hay muchas más, pero nos recomendaron esta en cuanto a buena relación de calidad y precio. Desde casa, alguna vez hemos comprado en la casa «Ana María».

En la navegación quedamos encantados con el fuerte de San Carlos, la virgen del Puerto, el fuerte de San Martín, algún que otro monumento más y la famosa plaza de toros de Santoña. La verdad que el enclave de esta población cántabra es excelente. El faro del Caballo está a dos horas de caminata la ida más bajar una gran cantidad de escalones.

Continuamos la marcha hasta la capital, Santander. Es sábado y hay mucho ambiente. El aparcamiento gratuito está complicado, además hace un calor importante, así que decidimos centrarnos en la península de la Magdalena al completo. El resto quedará para otra ocasión, aunque denota espacios verdaderamente apetecibles. Desde el vehículo vamos observando un poco todos los lugares más conocidos de la bahía que pasamos de largo.

En la península encontramos una competición internacional de saltos de caballo de hípica, en un ambiente elitista y clasista. Brutal los autocares para el traslado de los equinos, la peluquería y las indumentarias de los jinetes. Pero bueno, es gratis y ver la puesta en escena es por lo menos curioso. Camino del palacio de la Magdalena, encontramos un gigante parque para los más pequeños. En la cima de la pequeña península aparece el majestuoso palacio con una vistas muy bonitas del entorno. Ya bajando, en el lado de la playa del Sardinero, está el parque marino de la Magdalena donde hay pingüinos, leones marinos y focas. Muy atractivo todo el conjunto.

Salimos de Santander en dirección a la costa Quebrada, hace un día fuerte de sol y por tanto hay que aprovechar un poco de las frías aguas del mar de Cantabria. Acabamos de ver el estadio de fútbol del Racing de Santander y quedamos muy prendados de los bonitos parques y jardines que hay por toda la parte marítima de la ciudad.

La costa Quebrada es un pequeño tramo del litoral en la vertiente más escarpada y salvaje. Me recuerda un poco a espacios de la costa Vicentina y el Algarve en Portugal. Quizás es mala comparación, no lo sé. Tiene particularidades geológicas y sin duda alguna es una belleza natural. Sin entrar en demasiados detalles, tiene límites desde el palacio de la Magdalena en Santander hasta la localidad de Miengo, en playa Cuchia. Centramos la tarde en la playa de la Arnía, una de las más representativas y visitadas. No defrauda.

Es una lástima no disponer de más tiempo, pero recorrer caminando toda esta parte de costa tiene que ser una gran experiencia. Para descansar elegimos un camping situado cerca de la playa de la Concha en la localidad de Suances. Un camping muy correcto con parcelas de hierba y en general recomendable.


SANTILLANA DEL MAR – COMILLAS – SAN VICENTE DE LA BARQUERA

Iniciamos la matinal con la visita a la población de Santillana del Mar. Una villa con un legado histórico muy rico y de carácter medieval con calles empedradas y casas de tipo montañés. El casco histórico es una verdadera delicia a nivel de arquitectura y contemplar en general cualquier detalle es la rutina correcta. Ya es más que sabido que es la villa de las tres mentiras, ni es santa, ni es llana ni tiene mar. Pero bueno, en definitiva, estamos de acuerdo en que seguramente es la población más bonita de Cantabria y está muy concurrida.

Sin ánimo de entrar en demasiados detalles, centramos la visita en la plaza mayor, la colegiata de Santa Juliana y en definitiva pasear por las calles más destacadas sin rumbo fijo buscando el más mínimo detalle que pueda captar nuestra atención. Callejeando sin más y admirando también las tiendas de productos locales tan típicos de toda la región que no pueden pasar desapercibidos. Encontramos una tienda con productos sin gluten que nos interesa bastante y compramos género de pastelería en gran cantidad. Confitería «las Quintas», por si sirve de ayuda, incluso venden a domicilio.

El siguiente destino es algo hasta la fecha inaudito. Disfrutar del laberinto de Villapresente, bastante cercano por cierto. Una actividad que es bastante difícil y que tiene miga. Al final del recorrido hay una plataforma para ver desde la altura el recinto y la verdad que parece mentira salir del mismo. Es necesario entre una cosa y otra tirar de ayuda de empleados y seguir a personas que siempre están por el mismo espacio dando vueltas a modo de ir tomando referencias. Cerca de una hora para salir aunque siempre existen salidas de emergencia y sino siempre hay un truco para salir de un laberinto que es seguir siempre la misma dirección, a derecha o a izquierda en cada cruce pase lo que pase. Muy al final, la salida aparecerá. El recinto tiene aparcamiento y servicio de bar.

Seguimos con la marcha hasta la zona de costa para acabar en la señorial localidad de Comillas. El objetivo principal es visitar el denominado «El capricho», obra del genial Gaudí. Sobran las palabras, el recinto exterior e interior es una maravilla y existen visitas guiadas pero que declinamos por completo por ir con un niño que está más pendiente de otras historias. Muy recomendable.

No perdemos la oportunidad de dar un agradable paseo por la villa llegando incluso a los miradores que hay más próximos a la playa y parando en los lugares más solicitados y publicitados. Comemos en la plaza central en un restaurante sin pena ni gloria. Un rato más que bueno en la totalidad.

Y ya para finalizar la jornada, bastante cansados, llegamos hasta la localidad de costa de San Vicente de la Barquera donde nos instalamos en una zona de auto caravanas. Pertenece al camping el Rosal, a un precio simbólico y no es posible utilizar las instalaciones del camping. El sitio es estupendo debido a que la bonita población queda en frente, separada por el mar y dar una vuelta por los alrededores es muy bonito. Conocer el pueblo del cantante «triunfito» es tarea para la jornada siguiente.


FUENTE DÉ – MOGROVEJO – POTES – CARMONA – SOPEÑA

Antes de iniciar el camino a la parte de montaña, a los mismísimos Picos de Europa, afrontamos una pequeña incursión por la localidad de San Vicente de la Barquera. Hay que dejar constancia del castillo del Rey y de la iglesia de Santa María de los Ángeles como los puntos más importantes. Están instalados en un punto elevado, así que las vistas son bastante bonitas. La verdad que el paseo por las callejuelas del casco viejo hasta llegar a la parte alta es entretenido.

Bien, es aquí cuando empieza el mal tiempo que obligará ya durante el resto de días, a llevar ropa de largo, dejando atrás la indumentaria más veraniega. Es por tanto debido al clima, que intento modificar la jornada para visitar la cueva del Soplao antes de tirar hacia el interior, aprovechando el mal tiempo porque tiene pinta de estar muy tapado. La idea inicial debido a que proseguíamos después de los Picos de Europa hacia el interior de Cantabria, era visitar a la jornada siguiente las extraordinarias cuevas y así hace menos kilómetros en general antes de ir deshaciendo camino con un itinerario más o menos lógico y calculado. Pues el domingo las entradas estaban agotadas y los lunes del mes de junio está la cueva cerrada, así que no queda otra que admirarla en días posteriores y tener que dar algún que otro rodeo de más. Pero por suerte, hemos podido contemplar más carreteras y lugares estupendos.

Llegar hasta Fuente Dé es tedioso, hay que cruzar el desfiladero de la Hermida por donde discurre el río Deva y que en efecto es el más largo de España, y efectivamente todos los angostos pasos son lentos para los coches. Incluso hay un tramo de ruta que pertenece a la comunidad de Asturias. Conforme subimos en altura respecto al nivel del mar, las esperanzas de tener un día claro van desapareciendo hasta que incluso aparece la lluvia al llegar a las instalaciones del teleférico. De todas formas, a pesar de saber a ciencia cierta que las vistas desde la estación de montaña y del espectacular mirador son nulas, decidimos subir para pasar el rato y tomar algo caliente en la cota de 1.823 metros.

Decepcionados pero satisfechos a la vez, una sensación extraña, bajamos camino de una pequeña población de montaña al abrigo del sistema montañoso como es Mogrovejo. Tampoco es algo que deslumbra y tiene cierta relación con «Heidi» en unos dibujos o película. Pero son cosas que tampoco son demasiado importantes para nuestro gusto y la oferta culinaria no es excesiva. Una visita corta sin más y alguna fotografía de recuerdo.

Estamos de pleno en el valle de Liébana, una zona aislada por momentos y antes de llegar a la animada Potes, donde incluso hay un feria de caza, paramos brevemente en un lugar conocido como «santo» para el cristianismo y sitio de peregrinación. El monasterio de Santo Toribio de Liébana.

No vamos a descubrir Potes de la noche a la mañana. Punto importante del viaje con la parte vieja a resaltar y con una gastronomía desorbitada donde el producto estrella es el cocido lebaniego entre otros tantos más. En cuanto a la ubicación geográfica, la villa emerge entre cuatro valles y tienen unión los ríos Deva y Quiviesa.

Seguramente es el punto ideal para instalar la base de operaciones para recorrer el valle pero por falta de tiempo tenemos que partir rápidamente. Animada y bulliciosa. Encontramos un excelente restaurante en cuanto a calidad, precio, trato e incluso probamos unas rabas sin gluten con harina de garbanzo. Exquisito. restaurante la Soldrería. Aconsejable.

Si algo tiene Cantabria por las carreteras son miradores, es imposible detenerse en todos, pero vamos por lo menos en busca de un par. Primeramente desde la población de la Hermida, iniciamos el ascenso al puerto hasta alcanzar hasta arriba del todo, donde la parte final es bastante estrecha después del aparcamiento, el mirador de Santa Catalina. Pertenece a Peñarrubia y estamos ante un balcón descomunal de una alta factura con carteles informativos para saber de primera mano el nombre de las cumbres. Un alto en el camino para divisar el desfiladero de la Hermida y quizás, con suerte, admirar alguna ave rapaz que domina el territorio.

La carretera de interior es preciosa, poco a poco vamos avanzando hasta llegar a Carmona, con la referencia de los pueblos más bonitos de España. Estamos por la parte de los valles del Nansa y del Saja. En definitiva es algo de publicidad y cualquier pueblo del interior de Cantabria es estupendo, recuerdo imágenes de lugares recónditos y de paz en sitios rurales. Una tímida visita, punto para hacer un alto en el trayecto y continuamos ya hacia el punto de pernocta.

En ruta, muy cerca, suspendemos un poco la marcha para parar en el mirador de la Asomada del Ribero, donde Carmona es quizás más bella y con imágenes soberbias de los Picos de Europa por detrás. Una excepcional panorámica.

El merecido descanso es en el asombroso camping el Molino de Cabuéniga, en Sopeña. Un idílico paraje que merece una nota de excelente sin ningún tipo de duda. Madre mía que instalación. Encantados con el sitio en pleno valle de Cabuérniga por donde transita el río Saja.


BÁRCENA MAYOR – RUENTE – CABEZÓN DE LA SAL – MUÑORRODERO

A primera hora de la mañana, salimos en dirección a otro de los pueblos con más encanto de Cantabria que contiene una oferta de gastronomía muy apetitosa con restaurantes en abundancia. El cocido montañés y la caza son productos básicos. Bárcena Mayor, es en este caso, un núcleo compacto de casas típicas de montaña de tipo rural (casas de piedra y balcones de madera con flores) y está estratégicamente ubicado al margen del río Argonza. Un pueblo que podríamos decir recóndito y que está encajado en el parque natural Saja-Besaya.

Es un pueblo de tamaño pequeño, así que el paseo es relativamente corto. Pero bueno, hay tantos detalles que ver que el tiempo pasa de forma muy agradable y sería interesante hacer coincidir la hora con la comida o la cena. Un punto formidable de la ruta por Cantabria.

Retrocedemos por la carretera de nuevo para alcanzar el pueblo de Ruente, donde el interés principal está en una pequeña fuente que de manera intermitente, emana agua por causas desconocidas.

Puede ser la naturaleza o tal como indica la leyenda una anjana, una hada de la mitología de Cantabria. Quién sabe. En este caso hay agua abundante. Tal lugar donde encontramos la surgencia y llamada fuentona de Ruente, es un agradable parque y un bonito alto en el camino, no es para una visita obligada, claro está.

El siguiente punto para reponer fuerzas y comer está en Cabezón de la Sal, una población ya más importante y grande. Comemos en un buen restaurante, Abacería de la Sal, en un entorno de algo de nivel quizás en apariencia, pero en una ambiente más bien de flamenco por el tipo de música y adornos. Correcto.

Retomamos la marcha para visitar muy cerca, el bosque de Secuoyas de Cabezón de la Sal. Es cierto que no hace falta volar lejos para estar rodeados de tales gigantes de madera, que por cierto, son increíbles. Aquí en Cantabria, existe un bosque y hay letreros que informan de esta irrupción.

Sin dar lecciones sobre que es una secuoya, hay que decir que el paseo puede durar cerca de una hora y hay diferentes senderos y una pasarela para personas con movilidad reducida para acceder al punto principal. Hay alguna que otra buena pendiente y escaleras. El aparcamiento está un poco lejos pero no es nada del otro mundo, unos 500 metros. Ya el día que estábamos en ruta hacia Comillas, pasamos por la misma carretera y ya observamos el punto debido a la gran cantidad de coches y gente, era domingo.

Ya para finalizar, el trayecto debería haber continuado hacia el este, pero como decidimos visitar la cueva de el Soplao, que días anteriores era imposible, camino del oeste para parar en un sitio más o menos aceptable y cercano al destino inicial del día siguiente. En la población de Muñorrodero, en la misma senda fluvial del río Nansa, encontramos un lugar excepcional al lado de un parque para niños y adultos con tirolina, un campo de fútbol de césped y zona de mesas. Brutal y al lado mismo del río Nansa. Tranquilo y una noche muy relajada, uno de los mejores sitios de pernocta en camper y gratis. Estuvimos acompañados con dos auto caravanas.


CUEVA DEL SOPLAO – PARQUE NATURALEZA DE CABÁRCENO – SAN ROQUE DE RIOMERA

La jornada queda en la práctica para visitar dos sitios fundamentales de Cantabria bien marcados en el itinerrio tal como son una cueva y un parque de animales en plena naturaleza. Ya para descansar, acabamos en los valles Pasiegos, en San Roque de Riomera.

La cueva del Soplao que casi descartamos en visitar, queda claro que bien merece un alto en el camino. Tenemos experiencia en bastantes cuevas, y aunque pueda resultar algo repetitivo, todas tiene alguna particularidad y por tanto es una agradable forma de pasar el rato aparte de aprender siempre, que nunca viene mal. Esta cueva está ubicada en un bonito balcón de nuevo con vistas excelentes, incluidos los Picos de Europa y en el municipio de Herrerías, cerca de los 600 metros de altitud. El acceso es por una carretera muy buena para subir el pequeño puerto y finalmente llegar al aparcamiento.

La visita es breve, no más de una hora de duración. La aproximación a la parte visible es en tren y posteriormente comienza el recorrido por el bonito interior con las explicaciones pertinentes de los guías. No es posible hacer fotografías y es bastante recomendable. Muy interesante pero mejor ir con cita previa o reserva.

Seguidamente y donde pasaremos el resto del día hasta ya bien entrada la tarde, es en el parque de la naturaleza de Cabárceno. Simplemente impresionante. No vamos a entrar en detalles generales, para eso está la página web, ahora bien, es una pasta. Simplemente vamos a dejar constancia de alguna que otra recomendación.

Entramos al parque por la parte este, por Cabárceno, aunque hay otra entrada en la parte norte, por Obregón. El recinto es enorme, el trayecto en vehículo es largo y hay muchas bifurcaciones para poder observar a todos los animales. La gente para en cualquier lugar para montar un pequeño picnic en la hierba o en cualquier sitio, así que buscando podemos encontrar un buen puesto. No hay demasiadas mesas y sillas para comer.

Después de la visita en coche es recomendable subir al teleférico para divisar a los animales desde un punto elevado, una pasada. Hay varias líneas para ver la mayoría de animales. Una genial idea el teleférico.

Posteriormente hay varios espectáculos, uno de aves rapaces y otro de leones marinos. El de aves rapaces lo obviamos porque ya teníamos una reciente aventura. El de leones marinos después de una hora de cola, creo que no merece la pena y los niños acaban aburridos. Más explicaciones teóricas que prácticas. Aquí con las colas y los horarios el parque debería tomar medidas, hay gente que queda fuera de la fiesta debido a que el recinto es pequeño y hay muchas personas. Dos actividades por día es una frecuencia muy reducida y encima los horarios se solapan y con las aglomeraciones es imposible organizarse.

Acabamos haciendo algún kilómetro de más debido a que queremos finalizar la jornada en un camping. No hay nada en los alrededores y buscamos un sitio más o menos accesible para seguir al día siguiente y terminamos por tanto en San Roque de Riomera. No hay nada de nada, pero el humilde camping cumple con la función y tiene restaurante. Camping Lunada donde coincidimos con un ciclista extranjero luso que viaja con alforjas.

Es cierto que estamos realizando algunos kilómetros de más entre una cosa y otra, pero bien es verdad que pasamos por lugares preciosos por la carretera.


LIÉRGANES – CASTRO URDIALES

Último día de la más que excepcional escapada por tierras de Cantabria. El objetivo principal de la mañana es recorrer la villa de Liérganes, que sinceramente no tiene tampoco nada en especial. Forma parte de los valles Pasiegos, así que compramos pues los típicos productos de la región tales como sobaos, queso y alguna tarta. Van llegando turista a cuentagotas a medida que avanza el día, eso si.

En Liérganes la parte más bonita está en el río Miera, donde aparece el puente Mayor que es una verdadera delicia por el entorno. Es aquí donde resalta la estatua del hombre pez, un ser legendario de la mitología cántabra.

Antes de partir ya definitivamente hasta nuestras tierras, queremos hacer una parada en la villa costera de Castro Urdiales. Al ciudad tiene bullicio y encontrar un aparcamiento es tarea complicada a no ser que sea pagando. Entre una cosa y otra, y debido a que tampoco va a suponer un plus extra al viaje, decidimos marchar. Quedará para otra ocasión aunque de todas maneras recorrimos el mismo puerto y el ayuntamiento con la furgoneta. Ya es suficiente.

Fin del gran paseuco por Cantabria. Volveremos.