HALLSTATT

Hace muchos años que tenía la idea de conocer según mucha gente, uno de los pueblos más bonitos a orillas de un lago, es la población de Hallstatt, patrimonio de la Humanidad desde el año 1997. Está situada en el lago Hallstatt, en la orilla occidental y en la región montañosa del Salzkammergut, un lugar ciertamente ideal para las vacaciones. Sólo hay que ver alguna imagen genérica del pueblo y apetece realizar un viaje sea cual sea la época del año. En tiempos frescos hay nieve y en tiempos calurosos el verde ocupa todo el territorio, es cuestión de gustos. Camaleónico.

Toda esta región es característica por la gran cantidad de lagos y montañas, en esta posición en concreto, hay que hablar de las montañas de Dachstein, un cúmulo de alternativas a disposición del viajero con picos que alcanzan los 3.000 metros. Desde la vecina población de Obertraun, hay acceso en remontes a Dachstein.

Además de naturaleza, un factor clave de toda la región, son las minas de sal. Un cremallera desde el mismo Hallstatt finaliza en altura donde existe la posibilidad de visitar una de estas instalaciones o simplemente alcanzar un bonito mirador. En el pueblo hay diferentes tiendas que promocionan y venden numerosos productos relacionados con la sal.

Así de buenas a primeras, Hallstatt parece un pueblo más. La calle principal tampoco ostenta nada que marca la diferencia, tan solo hay buenas vistas del lago. Ahora bien, al llegar a la plaza Marktplatz, la historia cambia y es que es un lugar de extrema belleza.

Una plaza con una fuente central, fachadas de colores con balcones de madera repletos de flores y una iglesia luterana con un soberbio campanario. Desde la montaña abre paso una cascada en forma de cola de caballo hacia el mismo casco viejo. Quizás es un buen punto para tomar un café en algún lugar de hostelería para relajarse en un entorno precioso. Una imagen perfecta a pesar de la grúa que estorba a la fotografía.

Siguiendo el recorrido paralelos al lago, siempre existen accesos hasta el mismo donde obtener grandes vistas y dar de comer a algún cisne caprichoso. Si seguimos el camino siempre con la intención de alejarse del pueblo, en dirección al túnel, en una pequeña curva de la calle Gosaumuhlstrabe, disfrutaremos del gran mirador que es donde hay que inmortalizar el momento mágico. Es la típica imagen del pueblo de cualquier revista de viajes. Es el señuelo para captar turistas.

Hay que decir que el pueblo está casi desbordado por el turismo, si hay asiáticos, estamos ya ante lugares importantes de viajes. Estar en solitario es misión imposible o hay que pasear en horas intempestivas para no colapsar con tanta gente.

El gran ayuntamiento, por desgracia, impone unos precios abusivos por aparcar en los lugares habilitados para tal efecto. No parece fácil aparcar el coche gratis a no ser de querer andar bastante. Muy mal estas iniciativas para sacar el dinero al viajero que de una manera u otra, siempre va a dejar dinero en la localidad en cualquier actividad, compra o en gastronomía. Muy mal estas prácticas habituales en sitios turísticos, ya no sólo en Austria. Es una tónica habitual y que debería cambiar.

Otro lugar del pueblo que es llamativo es la iglesia católica, Pfarrkirche. Dispone de terraza a modo de balcón al lago y hasta un osario con más de 1.200 cráneos decorados con nombres y símbolos. Pasando un poco del tema, ya en Portugal y en la capital del Alentejo, Évora, tuve suficiente con la capilla de los huesos.

Pero quizás, donde más placer sentimos, es en la parte de navegación por el lago después de alquilar una barca eléctrica durante treinta minutos que cuesta 17 €. Es aquí donde con una calma y tranquilidad inesperada, sorprendente y devastadora, observamos Hallstatt al completo. Desde todos los ángulos y apreciando cada detalle como por ejemplo, los embarcaderos que tiene las casas y donde las barcas quedan resguardadas en alto para no estar en contacto con el agua.

Una de las experiencias del viaje, además, la barca no hace ruido y es posible ir por cualquier parte del lago de un lado a otro sin ninguna molestia. Que duda cabe decir que, para los más pequeños, es una diversión extra y es que pueden conducir la barca sin problemas. Una gran forma de acabar la mañana en Hallstatt. El pueblo más bonito de Austria y quién sabe si el más bonito a orillas de un lago. Razones no le faltan.


GROSSGLOCKNER

Seguimos la ruta del día, que tendrá punto final en el vecino país de Italia y más en concreto en la zona de los Dolomitas, cerca de la frontera. Aunque de todas formas, la influencia austriaca va a ser la seña de identidad igualmente en muchos lugares de esta parte del país de la bota que conforman las regiones del Véneto y Alto Adige-Trentino. Por suerte, el sol aparece y descubrimos la belleza que días anteriores estaba oculta por el mal tiempo al conducir por cualquier carretera. Menos mal.

La carretera alpina del Grossglockner (Großglockner Hochalpenstraße) es una cita ineludible en el país de Austria ubicada en el parque nacional Hohe Tauern e inaugurada en el año 1935. Estamos delante de un trazado excepcional de alta montaña a la vez que cómodo y seguro para disfrutar de paisajes sensacionales con picos que fácilmente superan los 3.000 metros de altitud. 48 kilómetros y 36 curvas para recalar en el pico más alto del país, el Grossglockner (3.789m) y en el formidable glaciar Pasterze, el más grande de los alpes orientales. La carretera enlaza las poblaciones de Fusch an der Grossglocknerstrasse en la región de Salzsburgo con la población de Heiligenblut, ya en la región de Carintia. Por desgracia, el recorrido no es gratis, hay un peaje que ronda los 40€ por vehículo y hay que tener cuidado porque por la noche está cerrada la carretera y en algunos meses también. Información

 

Entramos por el norte, por Fusch, debido a que venimos del este y de la región de los lagos. En esta parte la población más importante es Zell am See, que debemos rechazar por completo por falta de tiempo.  Conveniente y aconsejable es llevar el depósito siempre bastante lleno al circular por estas carreteras por cualquier circunstancia que pueda suceder, y mucho más con mal tiempo.

Al cruzar el peaje, amablemente entregan un folleto informativo con todos los detalles más importantes acerca de zonas de descanso, rutas de senderismo, áreas de recreo, miradores y en definitiva, todo para no perder ni el más mínimo detalle del panorama que espera. Aquí tranquilamente es posible pasar un día entero dependiendo de las preferencias de cada usuario. De todas formas, hay algunos puntos que son básicos, una experiencia única.

1) EDELWEISS-SPITZE. El punto número cuatro de la ruta, es una breve carretera sin salida que finaliza en el punto más elevado accesible en vehículo. En la friolera de 2.571 metros sobre el nivel del mar, aparecen vistas de grandes colosos de envergadura superior a los 3.000 metros. Prohibido autocaravanas, si es posible furgonetas. La única autocaravana a pesar de las prohibiciones tiene matrícula española, con dos pares.

Edelweiss

2) KAISER-FRANZ-JOSEFS-HOHE. Este nombre imposible de recordar es el punto número once de la ruta marcada. En los 2.369 metros de altitud, encontramos el lugar más importante de la carretera, vistas directas y sublimes al pico del Grossglockner y del glaciar Pasterze. A tocar con la mano. Es muy complicado encontrar un lugar tan especial y muy bien acondicionado con aparcamiento ejemplar. Si te gusta la montaña, este punto es brutal. Es posible también bajar al glaciar y tocar el hielo con la mano a través de una especie de pequeño cremallera y con suerte ver también a las intrépidas marmotas. Obviamente hay que andar un buen rato hasta la base del glaciar. Echamos unas monedas en los típicos telescopios y tenemos la fortuna de ver a tres alpinistas a punto de coronar el gran pico del Grossglockner. Que momento tan especial.

 

Saciados por completo, quedaba descender, siempre acompañados de motocicletas, ciclistas y todo tipo de vehículos que recorren esta gran carretera de montaña. Primero hasta Heiligenblut, una última mirada a modo de recuerdo al pico más alto de Austria con la imagen también de la típica iglesia del país por delante. Más tarde llegamos a Lienz, ya de nuevo en la región del Tirol y a punto de salir del país.

Aquí acababa ya prácticamente la primera parte del viaje a la región del Tirol en Austria con otros elementos de la región de Salzsburgo y brevemente en Carintia. Quedamos satisfechos y es para repetir, sin lugar a dudas ni réplicas. En muchas atracciones turísticas, hemos recibido obsequios para el niño, simples, pero un detalle que es de agradecer. Inexistente en la mayoría de sitios de tantos y tantos países a pesar de dejar una buena suma de dinero. Otro aspecto que hay que informar, es el precio de la gasolina, en Austria está mucho más barata que en los países colindantes. Por tanto, llenar un depósito es un ahorro de más de 20€ con respecto a otros estados, ¿increíble, no?. El precio más barato de gasoil fue a 1,17€ en la frontera con Liechtenstein, en Feldkirch.