ABU SIMBEL

Anclados en la ciudad más meridional de Egipto, 1.000 km al sur del Cairo y a 250 km de distancia de Luxor, Aswan. Una ciudad situada en la orilla oriental del río Nilo y muy cerca del lago Nasser, donde hayamos la gran presa de Asuán. Estamos ante un importante centro turístico y comercial de Egipto, decididos en afirmar que es la ciudad más bonita conocida. Aquí el crucero en términos de navegación ha finalizado, es el punto final, el destino.

En este territorio del sur del país, el calor alcanza la temperatura más extrema de todo el viaje. La completa jornada, es a la postre extenuante pero ciertamente de contrastes y cultural. Es un día muy intenso y con alguna sorpresa.

A las 03:50 horas de la mañana, con noche cerrada en el cielo, partimos en autocar hasta el desierto nubio, hasta las orillas del lago Nasser y la misma ciudad de Abu Simbel. La frontera con el vecino estado de Sudán queda tan sólo a 70 kilómetros de margen. Recomendable llevar almohada de la habitación para descansar ya que el viaje por carretera es largo, supera con creces las tres horas por trayecto.

La mañana queda totalmente fijada para ver el gran templo de Abu Simbel, una de las reliquias y símbolos más destacados de Egipto, templo referido a Ramsés II. Sin duda alguna, impresiona por las estatuas del faraón de más de veinte metros de altura. Aún así, todo el complejo reúne edificios consagrados al culto de grandes dioses, como el templo de Nefertari, donde de nuevo hay dedicaciones a la simbólica diosa Hathor, nuestra preferida.

Durante la construcción de la presa de Asuán, tal escenario estuvo a punto de desaparecer debido a la subida del nivel del agua, quedando así totalmente sepultados. Pero gracias a una coordinación mundial con fondos internacionales, debido al llamamiento de la UNESCO, pudieron rescatar todo el recinto, trasladando pieza por pieza hasta el mismo emplazamiento actual. 200 metros de longitud y 60 metros de la altura el cambio de posición, una obra imperiosa y delicada de varios años de duración. Por la ayuda recibida, Egipto donó a Madrid y Nueva York varios templos, el templo de Debod y Dendur respectivamente.

El templo interior del faraón Ramsés II, contiene en el interior galerías y diferentes salas con imágenes de gran importancia para honrar a los dioses de esta increíble cultura egipcia. Ahora bien, la parte más sublime es el exterior, simplemente faraónico, nunca mejor dicho. El billete individual es de 260 L.E. y es una visita obligada para aprender más sobre este fascinante mundo de los egipcios y escuchar grandiosas historias, enigmas y misterios.

El entorno de Abu Simbel está muy logrado, incluso hay cruceros más bien de lujo que son para evadirse del mundo y hacen un largo recorrido por el lago Nasser, fuera ya de los programas más habituales y típicos de cualquier agencia de viajes.

El templo de Abu Simbel tiene una parte dedicada a la primera esposa y preferida del faraón Ramsés II, es el templo de Nefertari. En la fachada principal hay seis estatuas de considerable tamaño, cuatro representan al faraón y dos a la mujer, Nefertari. En el interior hay escenas preciosas sobre la vida de ambos, algo místico y mágico.


La excursión de Abu Simbel es cansada, es inegable. Madrugar a horas intempestivas y cerca de siete horas de autocar para estar únicamente poco más de dos horas en los templos entre explicaciones y tiempo libre. Esta escapada no suele estar en la mayoría de itinerarios y suele rondar 100 € de precio por persona, es mucho dinero, un puro negocio pero es una visita forzosa, de ahí la factura tan alta.

Hay alternativas para rebajar el estrés del día pasando una noche en la ciudad de Abu Simbel para ver el templo con menos gente y más calma. Además, en caso de pernoctar en la ciudad, es muy habitual contemplar el tradicional espectáculo nocturno de luces en el templo. Sólo es cuestión de más dinero y tiempo para retroceder de nuevo camino a la mañana siguiente.

Abu Simbel es una ciudad de 10.000 habitantes, tiene aeropuerto propio aunque no tiene vuelos directos con la capital, El Cairo. Es posible viajar en avión desde Aswan, pero el tiempo más o menos es el mismo que un viaje por carretera por la lentitud que genera el proceso de embarque de cualquier aeropuerto. En un futuro el estado de Egipto quiere mejorar las infraestructuras y unir con ferrocarril ambas ciudades, beneficiará y perjudicará como siempre sucede en estos casos por partes iguales a propios y extraños.


FALUCA Y LANCHA POR EL RÍO NILO

El mediodía hace acto de presencia rápido, tiempo de una hora para comer y de nuevo otro suceso que a fin de cuentas, fue el momento más placentero de todo el viaje. El paseo en faluca por la preciosa ciudad de Aswan por el río Nilo está contratado en el programa, pero es solamente por las inmediaciones más próximas a la ciudad. Este tipo de embarcación ancestral, es a vela y proporciona un recreo único sin ruidos debido a que no tiene motor. El único ruido incomodo es de los niños que con tablas de surf se aproximan a la faluca para cantar en cualquier idioma y obtener así alguna propina. Hay que aprovechar cualquier acción para sacar el dinero al cliente.

Incluso en un momento muy divertido, bailamos, cantamos y hacemos hasta una conga en la faluca. De repente él mismo tripulante, levanta unas toallas de la mesa y aparecen objetos tipo souvenir para comprar, está todo bien preparado, menudos. Pues nada, a gastar dinero con algún detalle para la vitrina de viajes de casa, estamos en el río y supongo que hay menos impuestos, valga la broma.

Ahora bien, el guía la noche anterior, explicó la interesante posibilidad de al finalizar el paseo en faluca, subir en una lancha y recorrer el río Nilo hasta una playa para luego parar en el típico poblado Nubio. El precio no es demasiado caro, 40 € por persona y tal como pinta, decidimos contratarlo en la totalidad del grupo. No estaba previsto, al planificar el viaje estaba muy descartado porque la visita al poblado Nubio parecía más bien una turista como habíamos leído y nuestra experiencia de viaje era parecida a esas opiniones, gran equivocación.

De buenas a primeras, desde el mismo río cambiamos a una embarcación a motor, una lancha con techo y que tiene la particularidad que puedes subir a la parte superior para tener unas vistas únicas, hay hasta un asiento doble en la parte posterior para hacer unas exclusivas fotografías. Incluso hay una nevera con agua fresca y coca-cola de cristal que tiene un sabor perfecto. Empieza muy bien el tema.

La ruta en lancha no tiene desperdicio, pasamos por lugares encantadores, recovecos que forma el río Nilo con altas dunas del desierto en el horizonte. También observamos la vida local con pescadores, familias en alguna playa y animales, sobretodo aves.

Finalmente aparecemos en una gran playa donde hay unas buenas instalaciones con opciones de paseo en camello, patinetes para el río, lanchas con churros, vendedores de objetos… la duna está justo por detrás y es un paraje sensacional. Aquí tenemos bastante tiempo libre para el momento baño por las gélidas aguas del río Nilo, instante especial del viaje, un bautizo en el gran Nilo. Tiene una corriente muy alta, hay que nadar en diagonal o el riesgo es acabar muchos metros río abajo, no vamos a llegar a El Cairo pero cuidado que tiene fuerza. Mucha gente del grupo realiza el paseo en lancha rápida con el churro y algunos también compran algo de arena del desierto encerrada en curiosos frascos de cristal. La mejor parte de la jornada con diferencia el paseo en lancha.

Pero aún no ha finalizado la excursión. Toca la visita a un poblado Nubio, el colorido Gharb Soheil. Un viaje al pasado para admirar unas costumbres tradicionales. Los pueblos nubios se extienden por el valle del Nilo y a raíz de la construcción de la presa de Asuán, perdieron tierras ancestrales por la crecida del río y aún reclaman terreno. Odian al impulsor de la presa, el presidente del país ya fallecido, Gamal Abdel Nasser.

Es cierto que el poblado Nubio está un poco preparado para el turismo, pero también es verdad que muestran en cierta medida la manera de vida y los hábitos, las casas escalonadas con colores vivos y detalles de decoración son preciosas. La parada en el poblado conlleva la entrada a una vivienda donde suelen tener a cocodrilos como mascotas y explican la forma de vivir de la población local. Van a invitar a un te, refresco o agua de Jamaica, y hasta es posible hacerse un tatuaje de henna a un precio simbólico. Tiempo libre para caminar por todo el barrio y comprar alguna que otra artesanía local o hasta especias.

El regreso a la motonave para pasar la última noche, es ya con el cielo en plena oscuridad, un paseo con la mente pausada, entre las luces de la ciudad y la agradable brisa que ronda por el río Nilo.

Hay que decir que durante el trayecto por el río Nilo, hay espacios que serán citados como el mausoleo del sultán Aga Khan, la pequeña Isla Elefantina y el exclusivo hotel Old Cataract, clientes de alta alcurnia ocupan las habitaciones y la aclamada escritora Agatha Christie, redactó hasta algunas novelas como “Muerte en el Nilo” en alguna de sus largas estancias en el hotel.