Vuelo: 105 € con salida desde Barcelona (ESP) y llegada a Tel Aviv (ISR). Escala en Viena (AUS) en la ida y en Bolonia (ITA) en la vuelta. Aproximadamente entre dos y tres horas de tiempo de espera para la escala. En este caso utilizamos la compañía Ryanair y Wizzair. Todo excelente, sin problemas.

Alojamiento: Tres noches en el hotel Zion hotel de Jerusalén. Un alojamiento estupendo con café y agua gratuita en recepción, algo común en todos los alojamientos del país. Bien ubicado en la importante avenida de Jaffa St con todo tipo de servicios próximos y muy cerca de la ciudad vieja de Jerusalén. Recomendado y un precio muy correcto.

Traslado: Desde el aeropuerto de Tel Aviv, seguimos indicaciones hacia las vías del tren y por cerca de 6 € y un trayecto de algo de menos de media hora, llegamos a Jerusalén y en concreto a la estación central de Yitshak Navon. Cuidado en periodo de sabbat, normalmente desde viernes tarde a sábado tarde, que el transporte público no funciona y tan sólo existe la opción de taxi. El país y mucho más en lugares de tipo ortodoxos, queda paralizado casi en totalidad.

Varios: Al entrar a tierra santa por el aeropuerto, el visado es gratis con duración de tres meses y es un papel para evitar problemas con el pasaporte en caso de visitar en un futuro países enemigos del estado de Israel. La moneda del país, al igual que en Cisjordania (Palestina) es el sequel y equivale a cerca de 0,30 euros por moneda local. Hay numerosas casas de cambio por las ciudades y el precio oscila entre 3,35 y 3,50 sequel por euro. Normalmente a primera hora de la mañana ofrecen mejor cambio. Por otra parte, contratamos el típico seguro médico en el extranjero con cobertura covid aunque en ningún momento ha sido solicitado por nadie en ningún lugar.


Información! Israel es un país muy caro. El sueldo mínimo es de 1.500 €, el sueldo medio es de 2.500 €. Un simple bocadillo local con bebida está cerca de los 12 €. Un café o capuccino ronda los 3,5 €. Una bola de helado en cucurucho más o menos 4 €. En Palestina la situación tampoco mejora. Es todo muy costoso.

JERUSALÉN

Por Jaffa St. empezamos a caminar para llegar poco a poco a las murallas de la ciudad vieja de Jerusalén, está claro que los nervios acechan, no todos los días existe la oportunidad de pasear por una de las ciudades más sorprendentes del mundo. Estamos ante un lugar sagrado para judíos, musulmanes y cristianos, las tres religiones monoteístas tienen cita y conviven obligadas en esta ciudad. Así que tanto las campanas de las iglesias, las llamadas a las mezquitas para orar y el mismo «shofar» judío, un instrumento de viento, son comunes y escuchados en todo el casco viejo, algo un poco difícil de entender y con poca concordia en general.

La ciudad vieja está dividida en cuatro barrios o sectores, el cristiano, el musulmán, el judío y el armenio. Hay hasta ocho puertas de entrada a la ciudad, aunque una está cerrada permanentemente, la entrada a la explanada de las mezquitas. Cada puerta tiene acceso a un barrio en concreto, así que dependiendo del barrio por donde estemos caminando, variaremos entre olores a incienso, café, especies y alternaremos entre la tranquilidad y el bullicio de ciertos espacios de la ciudad vieja.

MURO DE LAS LAMENTACIONES

Accedemos a la ciudad vieja temprano por la puerta de Jaffa, a fin de cuentas una puerta principal y una de las más importantes y originales, siempre repleta de gente y con acceso directo al barrio cristiano y al barrio armenio. Aquí mismo está al entrar la ciudadela con la Torre de David, fue el antiguo palacio de Herodes y en la actualidad alberga el museo de la Historia de Jerusalén. Hay un espectáculo nocturno en el patio interior durante algunos días de la semana.

La ciudad está aún algo dormida, los comercios empiezan a abrir y las calles de piedra resbalan por el agua debido a la limpieza de los mismos vendedores y servicios de limpieza. Callejeando entre un sentimiento especial, llegamos al control de seguridad para penetrar directos al muro de las Lamentaciones.

Tenemos delante el puesto de oración más sagrado del judaísmo, una sinagoga al aire libre. Es impresionante observar a los fieles a cualquier hora del día y ataviados con una indumentaria llamativa recitar la «torá», el libro de la ley de los judíos. Las piedras del muro tienen una antigüedad de más de 2.000 años y la zona para rezar está dividida en la parte masculina y femenina, aunque el trozo es mayor para los hombres en grandes proporciones.

Alguna que otra fotografía, tocar y sentir las piedras del muro con las manos y observar los rollos de papel dejados en las grietas de las memorables piedras del muro, que contiene normalmente plegarias y deseos, es nuestra práctica. Habrá tiempo de sobras para descubrir este espacio único en el mundo y mucho más en viernes, cuando empieza el sabbat.

EXPLANADA DE LAS MEZQUITAS

Si existe un lugar religioso en Jerusalén, a la par que sagrado y disputado, es la explanada de las Mezquitas. El único y exclusivo acceso para los turistas es desde el mismo muro de las Lamentaciones, y es que tal explanada está encima del citado muro.

Hay que llegar temprano para evitar colas y tener cuidado con los horarios y días de apertura, debido a que el acceso a los no musulmanes es limitado y también hay numerosos controles de seguridad.

Esta puerta de acceso para los visitantes a la explanada de las Mezquitas es llamada la puerta de los Moros o «Bab Al Maghariba» y conecta la plaza con la explanada mediante una pasarela de madera bastante cutre. El resto de puertas, con un total de hasta ocho, sólo son de salida para los no musulmanes. La verdad que todo es un poco complicado por momentos.

A pesar de ser pronto, ya hay bastante retención, que alcanza la puerta de Dung o del Estiércol, que es otra puerta principal para acceder a la ciudad vieja con acceso al barrio judío y repleta de seguridad por militares y policías armados fuertemente. Es una zona de riesgo perpetuo, aunque todo Israel es más o menos así, una tensión general y constante.

La explanada de las Mezquitas o Al-Haram ash-Sharif, a fin de cuentas venerada por los judíos por ser el lugar de alzamiento del primer y segundo templo, y con edificios sagrados para el islam, estamos frente a uno de los lugares más destacados a todos los niveles de Jerusalén, historia y patrimonio.

-Mezquita de Al-Aqsa: Una de las mezquitas más antiguas del mundo con capacidad para más de 50.000 fieles. El nombre indica «la mezquita más lejana» y el acceso al recinto interior está prohibido para los no musulmanes.

-Cúpula de la Roca: El símbolo de la ciudad de Jerusalén, cuya cúpula está bañada en oro y con colores vivos en la estructura. Contiene una enorme piedra que para los judíos significa el centro de la tierra y para los musulmanes el punto donde Mahoma ascendió a los cielos.

-Balanzas de las Almas: Por todo el conjunto hay múltiples arcos con columnas que supuestamente soportarán balanzas para pesar las almas de los muertos.

-Puerta de los Mercaderes de Algodón (Bab Al Qattanin): La más notable puerta de la explanada de las Mezquitas que tiene acceso directo al zoco de Al Qattanin, de tipo abovedado.

La superficie plana tiene unas grandes dimensiones y alberga también varias fuentes y diferentes estructuras desde donde admirar unas estupendas vistas del monte de los Olivos. Un circuito por este lugar es algo fundamental por el viaje a Israel, así que mucha atención a los horarios de apertura al público en general y tener suerte también de que el país ofrezca calma, en momentos de altercados la explanada suele estar cerrada a los ciudadanos.

VÍA DOLOROSA

Después de abandonar con recelo el recinto por la puerta de Bab Al Qattanin y disfrutar del zoco con algún zumo natural de granada (10 sequels) el precio más barato en la ciudad, rumbo directo a otra de las puertas principales de la ciudad.

A caballo entre el barrio musulmán y el barrio cristiano, finalizamos en la puerta de los Leones, donde tiene comienzo un camino único, el recorrido que hizo Jesús con la cruz a cuestas hasta el calvario. Palabras mayores y con un gentío de todos los países del mundo, con peregrinos en grupo que siguen el trayecto con fe y devoción del Via Crucis cantando, rezando y con la cruz al hombro, una estampa preciosa de la ciudad e inolvidable. Un turismo muy religioso.

Estaciones de la Vía Dolorosa de 600 metros de distancia total. Lastima el no cesar de pequeños vehículos que transportan gente y mercancías quitando paz y colapsando las calles. En realidad es una avenida estrecha pero muy principal del casco viejo de la ciudad de Jerusalén. Antes de la tercera estación, es recomendable entrar y subir a la azotea del hospicio austriaco para deleitarse con una de la mejores imágenes en altura del viaje.

1ª estación: Poncio Pilatos condeno a Jesús.

2ª estación: Jesús recibió la cruz.

3ª estación: Jesús cayó por primera vez.

4ª estación: Jesús observó a su madre entre la multitud.

5ª estación: Los romanos ordenaron a Simon de Cirene que ayudará a Jesús a portar la cruz.

6ª estación: Verónica limpió la cara de Jesús con un paño.

7ª estación: Jesús cayó por segunda vez.

8ª estación: Jesús dijo a algunas mujeres que lloraran por ellas y sus hijos, no por él.

9ª estación: Jesús cayó por tercera vez.

Al llegar a la iglesia del Santo Sepulcro, cruzando el oscuro monasterio etíope por el interior, contemplamos el resto de las cinco estaciones que completan este genial camino por la ciudad que durante muchos momentos del viaje serán visitados.

Una maravilla entrar en el santuario sagrado de la cristiandad, un recorrido largo en cuanto a tiempo, hay un gentío muy grande. Sumamente emocionante el tener prácticamente todos los sentidos conectados.

Al entrar a la iglesia espera la piedra de la unción, que indica el punto donde el cuerpo de Jesús fue ungido antes de ser sepultado, no es la piedra original, data del 1810. En el piso superior, en el lado derecho y con acceso por unas estrechas escaleras, hayamos la capilla del Calvario, donde Jesús fue despojado de toda la ropa (10ª estación) y clavado en la cruz (11ª estación). En la segunda capilla, la ortodoxa griega, es donde se levanta el lugar de la crucifixión (12ª estación) y es posible tocar la piedra del Calvario, la roca original a través de un agujero. Obviamente las colas y la impaciencia de muchos peregrinos son enormes. A la izquierda del altar, también tenemos el lugar donde el cuerpo de Jesús fue bajado de la cruz y entregado a María (13ª estación).

La última estación del Vía Crucis es el Santo Sepulcro, la decimocuarta estación para poner punto y final a un itinerario religioso por la ciudad vieja de Jerusalén. La tumba de Jesucristo bien acogida en este espacio de la Iglesia.

MEA SHE’ARIM

Muy cerca del hotel, ya fuera de las murallas de la ciudad, por el norte de la concurrida y animada Jaffa St, aparece un barrio más bien a modo de gueto, donde habitan judíos ultraortodoxos jaredíes, devotos hasta el infinito con costumbres, tradiciones y vestimentas altamente conservadoras. Es como volver a siglos pasados.

Mea She’arim, que significa «cien puertas» en hebreo, es complejo de calificar y entender, incluso hay letreros por todos los accesos principales al territorio con advertencias sobre códigos de conducta y vestimenta por el simple hecho de merodear el barrio. Prohibido besarse, caminar cogidos de la mano o abrazados, hablar con niños o personas del sexo opuesto, fotografiar a personas, faldas largas para las mujeres… y todo bajo riesgo de pedradas, insultos, escupitajos y reprimendas en caso de no cumplir tales premisas. Mejor no llamar al mal tiempo y cada cual que califique estas reglas como prefiera.

Una tónica poco agradable y que en este sector de Jerusalén queda bastante acentuado, es la suciedad, dejadez y precariedad de calles, mobiliario urbano y edificios de todo Israel, muy poco decoro por parte de la población y con la connivencia de las autoridades, están más pendientes de la seguridad que de la limpieza.

El trabajo de esta gente suele estar dedicado a la oración, no en vano tienen subsidios del gobierno y comunidades judías de otros países por ejercer este empleo. Contemplamos a hombres con el sombrero de piel algo excéntrico llamado «shtreimels» y a mujeres en teoría casadas con pañuelos o pelucas en la cabeza debido a que tienen el pelo rapado. El tema de los niños pequeños con tirabuzones en las patillas y demás parafernalias raras es algo un poco impactante. Son introvertidos y muy pocas veces miran a los ojos, incluso más de uno aligeraba el paso al pasar por su lado simplemente. La función de la mujer suele ser únicamente la de procrear, la media de niños por familia es de más de diez, una exageración.

En cierta manera, en efecto comentamos tal circunstancia, es que todos son idénticos o muy parecidos, da la impresión de ver a la misma persona en todo momento. Hombres vestidos de negro, camisa blanca con tiras colgando, sombrero, barba larga y tirabuzones en las abundantes patillas. Las mujeres están también cortadas por el mismos patrón con faldas largas que alcanzan el suelo y con toda la prole a cuestas.

MAHANE YEHUDA

Ya con la tarde presente y con la oscuridad de fondo, muy próximo también del mismo alojamiento y del barrio judío radical por excelencia, buscamos el colorido y animado mercado de Mahane Yehuda. Hay que seguir Jaffa Rd o St en dirección contraria de la parte antigua de Jerusalén.

Tanto propios como extraños, turistas como lugareños, coinciden en este espacio de un par de avenidas principales y las respectivas calles perpendiculares. Aquí, por ejemplo, es posible adquirir cualquier producto local, donde destaca el turrón de pasta de sésamo, el llamado «halva», mostrado en piezas gigantes.

La avenida de Mahane Yehuda es al aire libre con productos más bien frescos como carne y verdura. La avenida Etz Chayim es la parte cubierta y ofrece dulces, golosinas y diferentes productos más.

Hay también alternados entre las paradas puestos de gastronomía y bares donde apetece tomar algo, que es obviamente el plan antes de cenar. Encontramos un sitio donde hay cerveza «estrella» de Barcelona, regentado por un argentino y el sitio está bien. Pues bien, tres cervezas en un vaso de plástico más tres empanadas pequeñas suman la friolera de 127 sequels. Increíble pero cierto.


Como alimentarse es importante a la par que necesario, después de indagar un poco por los alrededores del hotel, encontramos un sitio con una calidad y precio poco adecuado al nivel de vida de Israel. Pasta Yaffo, en la misma Jaffa Rd núm.36 donde por 10/12 € es posible comer un buen plato de pasta o pizza, una bebida fresca, incluso alcohol y acompañarlo con una sopa o alguna ensalada. Muy recomendado y cantidades generosas.