BARRIO DE TRASTEVERE

Para pernoctar en la ciudad, elegimos el barrio de Trastevere, situado en la ribera oeste del río Tiber. Tal elección, viene determinada por ser una barriada con gran ambiente, buena gastronomía, cierto romanticismo y también por la situación en general, muy cercana a prácticamente todos los lugares más representativos de la capital italiana.

En el primer contacto con Roma, la perspectiva no era la mejor. Cerca de plaza Mastai, la tónica general de las calles era de suciedad con bolsas de basura por las aceras y edificios deteriorados con las fachadas desconchadas. Decepcionante.

Por suerte, al cambiar un poco de itinerario, ya por plaza Santa Maria in Trastevere, todo empezó a mejorar. Estamos hablando de una elegante plaza peatonal con su basílica, una fuente dominando el centro y numerosos bares y restaurantes alrededor.

Por vía Garibaldi alcanzamos la plaza San Pietro in Montorio, donde se divisan buenas vistas de la ciudad. Aquí encontramos la iglesia que da nombre a la plaza y el templo de Bramante, de forma redonda y situado en el interior de un convento. Este lugar está situado en una pequeña colina llamada Janículo, una de las varias colinas donde encaja Roma.

En la capital hay cientos de iglesias, será por que evidentemente el Vaticano, la máxima representación de la iglesia católica, está instalado en Roma. Otra particularidad es la gran concentración de fuentes, y es que hay que recordar, que el agua siempre ha formado parte de Roma donde en la antigüedad había más de 1.300 fuentes. Lugares dedicados a ninfas y complementados con abundantes acueductos.

Ya de nuevo por el corazón del Trastevere, atravesamos la puerta Settimiana y desde aquí enlazamos rápidamente con la iglesia Santa Maria della Scala. Por la noche cenamos en uno de los múltiples restaurantes del barrio, para empezar a degustar de nuevo, la comida italiana. Todo un gusto.