CAMINO DEL COLISEO ROMANO

El día de turismo por los monumentos, vestigios más importantes y célebres del antiguo Imperio, llegaba por fin.

Por el puente Cestio y más tarde por el puente Fabricio, el más antiguo de la ciudad, llegamos a la isla Tiberina. Hoy en día alberga un hospital.

Por aquí está el gueto judío, un pequeño barrio de carácter medieval con restos de varios templos romanos y la plaza Mattei, que es donde está la fuente de las tortugas. El teatro de Marcelo, también queda en esta parte.

Poco a poco, aparecimos en plaza del Capitolio, un lugar superlativo con estatuas enormes como la ecuestre de Marco Aurelio y museos importantes. Estábamos al lado del imponente monumento a Vittorio Emanuele II, de los Foros y del gran Coliseo. Aquí encontramos la sede del ayuntamiento de la ciudad y dos grandes atracciones más. La columna con la estatua de la loba amamantando a Rómulo y Remo, supuestamente los fundadores de Roma. Hay también un soberbio mirador con vistas indescriptibles del Foro Romano y del Coliseo.

Si hoy día hay alguna avenida imprescindible y poderosa, esa es vía dei Fori Imperiali. Una amplia carretera urbana que une el Coliseo con la plaza Venecia que alberga foros y vestigios romanos a ambos lados.

Empezamos a ver el Foro y mercado de Trajano desde esta vía y la imponente columna Trajana de cuarenta metros de altitud. Las vistas del Coliseo impresionan bastante y es que en esta zona estaba el epicentro de la fuerza de Roma en su esplendor. No cuesta mucho imaginar como era la vida por entonces. Ahora si estamos en Roma.

En la plaza Venecia está el monumento a Vittorio Emanuele II. Es de unas dimensiones desproporcionadas y de un color blanco impoluto. De hecho, este monumento destaca desde cualquier colina o mirador de la ciudad por encima del resto. Es inconfundible.

Accedimos al Foro, la parte más relevante es el arco de Septimio Severo, las ocho columnas del templo de Saturno, la casa de los Vestales y el arco de Tito. Posteriormente se llega al Palatino, posiblemente una zona menos interesante y salimos de estos museos al aire libre por la vía Sacra. Era la calle principal de la Roma antigua. Finalmente apreciamos el monumento más importante probablemente de la ciudad, el Coliseo.

Definitivamente delante de nosotros estaba el conocido como anfiteatro de Flavio, donde daban rienda suelta a gladiadores con masacres entre fieras o mártires. Colosal es el adjetivo adecuado para esta masa de piedra. La visita interior es obligada. 60.000 almas cabían en esta construcción.

MONTE AVENTINO

Después de varias horas, seguimos caminando dirección al circo Máximo, que ha quedado en una simple explanada para hacer deporte. Paramos también en la iglesia medieval Santa Maria in Cosmedin, que dispone de la famosa Boca de la Verdad. La típica actuación de introducir la mano en la boca y realizar una ofrenda. Un simple detalle sin más.

Con cansancio en la piernas pero con ganas de más, subimos al monte Aventino, una de las siete colinas de Roma con el único objetivo de llegar a la plaza de los Cavalieri di Malta. El motivo de llegar a la plaza es que en el número tres, mirando por la cerradura, se observa un camino bordeado de árboles y al fondo la espectacular cúpula de la basílica de San Pedro del Vaticano. Un detalle remarcable.

Además, hay varios parques con buenas vistas de Roma y alguna que otra fuente para refrescarse. Merece la pena ascender a esta colina.