PRAGA ALTERNATIVA

Los últimos flecos de la ciudad por conocer siempre quedan para el último día. Siguiendo por Mala Strana, que parece mentira la cantidad de lugares interesantes que tiene, entramos otra vez en la Isla de Kampa, siempre tan agradable y encantadora.

Si ponemos rumbo de la dirección exacta U Sovovych Mlynu, veremos tres gigantescos bebes de bronce gateando plantados en medio de la nada que aún no entiendo su significado. Concretamente son expuestos y diseñados por el artista checo David Cerny, que tiene creaciones poco cotidianas por toda Praga. Es la parte diferente de la clásica Praga de calles adoquinada y elegantes edificios. Esto parece ser que ya no existe.

Por la calle Ujezd, hay un monumento dedicado a las víctimas del comunismo que representa un personaje en diferentes fases de construcción.

Finalmente después de un largo paseo cruzamos el río por el puente Jiraskuv Most, antes la mente se entretiene en un sinfín de regalos visuales con edificios coloridos de colores cálidos y dibujos estampados.

En la otra orilla después de caminar sobre el puente, observamos el famoso edificio Tancici Dum (Casa Danzante). Con color entre verde y azul, parece que está en verdadero movimiento. En la azotea hay un restaurante caro pero aparentemente de reconocido prestigio gastronómico.

Cuidado que la caminata es importante, estábamos ya en la plaza Karlovo Namesti, una parte de la zona de Nove Mesto proclamado centro económico y motor de la ciudad. Esta plaza es la más grande de la ciudad y destaca como edificio el Novomestska Radnice (ayuntamiento de la ciudad Nueva). Una parte urbana llena de grandes arterias y donde los tranvías no paran de funcionar a pleno rendimiento.

Si el primer día de escapada habíamos llegado a la plaza Wenceslao en metro, ahora habíamos llegado andando. Si somos precisos, las calles Narodni, Na Prikope y la misma plaza Wenceslao, forman el llamado “triángulo de oro”. En este espacio tiendas, cafés y casinos reinan en la zona con una actividad de turistas bestial.

Más hacia el centro, observamos un amplio mercadillo que había en la calle Havelská llegando a través del pasaje Melantrichova. !Menudo mercado!.

Aparecimos de nuevo en la plaza de la ciudad Vieja, luego continuamos por la plaza Pequeña, cogimos la calle Karlova, cruzamos por última vez el puente de Carlos y finalizamos el paseo en la misma plaza Malostranske Namesti.

Así que si somos madrugadores y caminadores, en un día es posible patear bien la ciudad, Mala Strana, Nove Mesto, Stare Mesto y el puente de Carlos en breve tiempo. Una serie de barrios de Praga en un momento.

En Praga al caminar aparecen algunas dudad o intrigas. Por ejemplo, los números de los edificios tienen uno en color rojo y otro en color azul. Según parece esto es porque uno es el número del edificio y otro es el número del registro.

Hay muchos recuerdos típicos de Praga para comprar. Pero lo que encuentras en todas las tiendas son las marionetas, las matrioskas y unas brujas que se mueven y se les encienden los ojos al detectar movimiento. Los bombones de “Mozart”, licor Becherovka con vasos de chupitos y algún que otro detallito más, son también recomendados.

La ciudad ha sobrepasado nuestras expectativas, desde luego que en términos globales es la mejor ciudad por la que hemos viajado, junto con Budapest. Hay que pensar que al ser pleno invierno oscurece pronto y con el frío apetece estar pronto en el hotel y limita algunas opciones de recorrido.

Nos hemos dejado zonas que ver como por ejemplo la zona de Vysehrad con su otro castillo. Tampoco hemos podido subir a la colina de Petrin, puesto que el funicular no funcionaba y andando era labor imposible por cuestiones obvias de tiempo. Nos hemos dejado también por ver algunos interesantes jardines y la zona del Loreta. Igualmente la impresión que nos llevamos de Praga es sencillamente de 10.