EUSKAL HERRIA

Después de unas jornadas alternando entre Navarra y el mismo País Vasco francés, acabamos la extraordinaria visita a esta geografía de España y Francia entrando a la comunidad autónoma del País Vasco. Euskal Herria. Euskadi. Vamos a centrar en cerca de tres días, la visita a la provincia de Guipúzcoa.


HONDARRIBIA

Viniendo de la costa francesa, el primer destino imprescindible es la ciudad de Hondarribia en vasco, también conocida como Fuenterrabía en castellano. El río Bidasoa realiza una función de frontera con la vecina Hendaya, ya en Francia, en una bonita parte de la ciudad. El aeropuerto de la capital guipuzcoana, San Sebastián, está en las inmediaciones.

Hondarribia es un primer espada de todo el viaje, precioso. Tiene campings para la furgoneta, espacios para aparcar, gastronomía reconocida y patrimonio. Un gusto.

Iniciamos la marcha entrando a la parte amurallada por la puerta de Santa María Atea, donde encontramos una pequeña estatua de un tal «Hatxero». Buen recibimiento.

Posteriormente accedemos de pleno en el casco antiguo por la calle Mayor (Kale Nagusia) donde hay diversos palacios y la iglesia principal hasta alcanzar la plaza de Armas y el castillo de Carlos V. Obviamente estamos ante uno de los lugares más prestigiosos de Hondarribia. Las fachadas de las casas y las vistas de Hendaya centran la atención.

Por las calles aledañas aparece otra bonita plaza como es la de Guipúzcoa. La intención es salir a buscar el pintoresco barrio de la Marina, espera un compendio de casas típicas de colores, balcones con flores y hasta la calle de San Pedro. Es el centro principal del barrio donde el placer es comer y beber. Los mejores pintxos están aquí, en cualquier taberna o restaurante. Ahora el único problema es elegir donde parar porque todo tiene muy buena pinta.

Antes de probar una buena sangría y buenas raciones de pintxos, acabamos el paseo por el puerto y el paseo marítimo. Es un bonito sitio donde caminar y hasta vemos partir la pequeña barca que cada día conecta Hondarribia y Hendaya para las personas. Puede ser una gran alternativa combinar ambos lugares en un mismo día con tiempo.

Ya antes de anochecer, por detrás del barrio de la Marina, hay una escaleras mecánicas para ganar altura y obtener una buena perspectiva del barrio, del río y hasta de Francia. El recorrido puede seguir perfectamente accediendo de nuevo a las murallas por la puerta de San Nicolás.

SAN SEBASTIÁN

Muy cerca queda la gran capital de la provincia, Donostia. En este caso la mejor manera de tener una buena referencia inicial para los días siguientes o en un futuro, es hacer un breve tour gratis. Mucho más si encima obtenemos un dossier con suculenta información gastronómica y de ocio. Hay que decir con rotundidad, que el guía del free tour por San Sebastián es muy bueno y tenemos suerte porque hay guías que no transmiten nada y es un aburrimiento absoluto. Iniciamos la quedada en la plaza Cervantes, donde hay un carrusel para los más pequeños.

  • Playa de la Concha: Es la playa principal de ambiente más familiar con un estupendo paseo marítimo con una barandilla característica. En mitad de la bahía está el famoso balneario de la Perla.
  • Playa de Ondarreta: Debajo del monte Igeldo y frente a la isla de Santa Clara de un ambiente más relajado y muy cerca del Peine del Viento, estas esculturas que desafían al oleaje.
  • Monte Urgull: Es un punto elevado sobre la ciudad y el mar en el extremo del casco histórico. Por detrás queda el cementerio de los ingleses, un lugar romántico, misterioso y de recuerdo.
  • Monte Igeldo: Espectacular mirador con parque de atracciones vintage incluido. Accesible en funicular o en vehículo con un peaje por persona por aparcar. Por la tarde disfrutamos como nunca de las pequeñas atracciones y de las vistas. Muy recomendable.

En el centro antiguo hay más lugares con peso y relevancia histórica. En efecto, la ciudad de San Sebastián tiene una larga trayectoria y todo es perceptible en cada calle.

  • Plaza Guipúzcoa: Contiene unos jardines muy logrados y el palacio de la diputación. En la fachada hay bustos de personajes marineros vascos tan relevantes como el mismo Elcano o Blas de Lezo.

Seguimos caminando hasta llegar al mercado de la Bretxa, donde en la planta inferior existe el verdadero mercado donde comprar productos en una ciudad tan reputada gastronómicamente hablando. Muy cerca caminamos en busca de la calle Narrika Kalea, por donde el mismo hermano de Napoleón, intentó hacer una entrada triunfal y recibió un cierre de ventanas clamoroso de todos los vecinos. En la misma calle hay una pastelería donde probar dulces tales como el pastel vasco o la misma pantxineta.

  • Plaza de la Constitución: Un singular espacio de la ciudad y de los lugares más interesantes. Sitio de celebración y reunión de los más importantes acontecimientos locales. El edificio principal es el antiguo ayuntamiento y todas las balconadas están numeradas porque eran palcos para fiestas taurinas celebradas en la antigüedad. Es aquí donde comprendemos y entendemos la cultura local de las sociedades gastronómicas que es como una familia para mucha gente del lugar después de la explicación del guía. Es por ejemplo también una sorpresa, que el mismo equipo de fútbol de primera división recibe el nombre de Real Sociedad por estos motivos.

Continúa el recorrido por la iglesia de los pobres, la iglesia de San Vicente. Aquí estamos en las cercanías de la calle 31 de agosto, donde también existe de la presencia de un par de fuentes y una escultura en referencia a la figura de las «aguadoras», tan famosas en la ciudad que burlaban al ejercito francés en la ocupación. Es lugar de frecuencia de tabernas de pintxos y con un excelente ambiente. La basílica de Santa María del Coro, la de los ricos con el emblema de la ciudad y la calle Mayor están aquí mismo. Desde este mismo punto y en la distancia de un kilómetro, aparece la catedral del Buen Pastor.

San Sebastián sorprende, engancha y atrapa en una de las ciudades seguramente más importantes del norte de España. Quizás en un fin de semana es suficiente para pasear, ascender a algún monte, disfrutar de la buena gastronomía y encontrar rincones especiales. Otros lugares cercanos para admirar son el barrio del Gros y Pasaia San Joan donde llegar en un pequeño y barato barco.

El siguiente destino, ya para descansar, es en un camping de Zarautz (Zarauz), una población típica del mar Cantábrico en el País Vasco con una bonita playa y donde por ejemplo, tiene el mismo Carlos Arguiñano el restaurante. Aquí y en la mayoría de villas de costa, el surf es parece ser, el gran deporte. Un paseo de un kilóemtro largo por la accidentada costa desde el camping para llegar a la playa y vuelta para descansar

GETARIA Y ZUMAIA

El último día, los últimos instantes, son para conocer dos pequeñas poblaciones de costa. Primeramente espera Getaria (Guetaria), localidad natal del mismo marinero Juan Sebastián Elcano. A primera hora de la mañana tenemos la oportunidad de estar tranquilos paseando por las calles principales, ver el puerto y la misma playa.

Hay una estatua del mismo marinero en el paseo marítimo por llamarlo de alguna manera y sinceramente poca cosa más. Existen diversos restaurantes donde hacen el pescado en unas brasas y tiene fama el vino blanco txakoli.

Finalmente acabamos en Zumaia (Zumaya) antes de partir definitivamente hacia Cataluña y más concretamente a Barcelona. Estamos en un destino natural de turistas, en un tramo de litoral bastante interesante de esta costa vasca.

El casco viejo es bastante pequeño aunque contiene una bonita iglesia. También por la parte más céntrica convergen dos ríos que otorgan cierta belleza a la población.

Pero quizás, el verdadero interés está en la costa, ascendiendo hacia los acantilados. Es aquí la visita obligada y donde encontramos la playa de Itzurun y el fenómeno del Flysch. Esta palabra sirve para describir formaciones rocosas de diferentes estilos en los acantilados producidos por la erosión del mar.

El otro importante reclamo es la ermita de San Telmo, seguramente más popular por salir en la película «ocho apellidos vascos», aunque por si sola tiene carisma y belleza a rabiar. Está en una posición privilegiada y desde la misma inicia un camino espectacular por encima de una formación de Flysch. De hecho, hay una ruta desde Zumaia hasta Deba, que durante quince kilómetros permite recorrer los acantilados y hasta pasando por playas.