CAP SKIRRING

Dejamos el campamento para seguir el viaje, esta vez camino de una zona vital de la Casamance como es Cap Skirring, para instalarnos durante tres noches. Así que con tal plan, hay muchas horas de piscina, playa y de estar tumbados. 8.000 fcfa de taxi gestionado por el alojamiento, seguro que es posible regatear un poco el precio. Un trayecto rápido debido al buen estado de la carretera principal, encima no hay controles policiales.

Cap Skirring, a tocar con el país de Guinea Bissau, es una ciudad con múltiples complejos hoteleros, destino muy cotizado a nivel turístico, hasta convencido que de público mayoritariamente francés. Enormes bahías copan la costa, clima excepcional, gastronomía muy reputada y hay grandes espacios naturales relativamente cerca. Los motivos son más que suficientes para atraer público, y encima dispone de propio aeropuerto en pleno centro. Cumple todos los requisitos básicos que demanda la gente, y no olvidar que hay un vuelo directo a Dakar de muy corta duración. El otro aeropuerto está en Ziguinchor, en caso de obras, como sucedió, no queda más remedio que acudir a la capital.

El hotel elegido para la ocasión, el Cap Bay, excelente búsqueda de una ayudante debido a que no teníamos nada reservado en cuanto a puntos de pernocta, todo sobre la marcha. Un complejo con piscina y apartamentos con todos los servicios, con una cuidada limpieza. Buen desayuno y buena ubicación en general, aunque el centro principal de Cap Skirring queda a unos cuatro kilómetros en coche, así que es necesario vehículo. Está en segunda línea de una generosa playa pero para repetir.

Debido a que cada trayecto de taxi para llegar al centro principal oscila entre 2.000 fcfa y 3.000 fcfa, dependiendo de la hora y del tipo, vamos tanteando la opción de alquilar un par de motocicletas durante dos días enteros para tener una independencia total. Después de diferentes reuniones, por 25.000 fcfa, tenemos dos motocicletas con casco y supuestamente con papeles en regla para movernos durante dos días enteros. Un buen precio, encima de gasolina consumen muy poco, 500 fcfa de más únicamente por moto después de un buen ajetreo de kilómetros.


En la calle principal de Cap Skirring hay numerosos bares, restaurantes, tiendas de artesanía y comercios variados. Cualquier negocio a disposición. La comida en Cap Skirring es una delicia, hay verdaderos restaurantes donde aprovechar para comer buen pescado, marisco y especialidades locales a precios razonables. Ya era hora.

Alerta! En un control policial en el cruce de Cap Skirring hacia Usui, para sacar algo de dinero si es posible. Alto policia. Los papeles de una moto no estaban en orden por problemas con la matrícula. Suerte de diversos factores, finalmente hasta tenemos una fotografía con el jefe. Verificar la documentación y en todo caso siempre tener el teléfono, localización y documento del tipo que alquila el vehículo, porqué contratos no hay. Cuidado siempre con estos detalles para no tener disgustos. Siempre dependiendo de otros factores, el primer día en el campamento no pedimos nada, ya que era un pueblo y no había controles.

Hay tres sitios que frecuentamos con normalidad en pleno centro más o menos, Le Palet, para tomar algo refrescante, café o incluso comer un plato del día tirado de precio y bien rico, un plat du jour por 1.500 fcfa. Para una comida de cierto nivel, con sabores extintos en algunos sitios, una cena verdadera, La Diaspora, también hotel. Una sorpresa mayúscula, donde cocina una mujer mayor y ayuda la hija de camarera, Chez Fatou, restaurant l’Acacia, este con habitaciones. Incluso demandamos langosta, pero por motivos ajenos era imposible y engullimos otro tipo de mariscos. Tres lugares de restauración de obligado cumplimiento.

Cabe mencionar, que un compañero de viaje, hasta compró en este último sitio un caparazón de tortuga original por 10.000 fcfa que estaba en la pared como decoración. Con luz queda bastante curioso a modo de iluminación como lámpara. Precios de máscaras, normalmente réplicas, por 10.000 fcfa pero grandes y vistosas. Al principio piden hasta 150 €. Hay un mercadillo muy genuino pero los vendedores son muy pesados, y cuidado con las mujeres, son muy experimentadas y engatusan más que los hombres, les dan mil vueltas.

Un local por excelencia donde la música y bailes regionales animan al personal es La Case Bambou. Estos tienen tiros pegados, tienen ganchos para bailar, preguntan tu nombre para cantar a ritmo africano, te saludan y preguntan hasta la saciedad. De vez en cuando sacan la cestita para dejar algunos billetes, entre eso y la bebida la caja aumenta, tontos no son. Pero es interesante, está currado.

BAHÍA DE BOUCOTTE

Entre descanso y actividad, para encontrar un término medio, alternamos ambas posibilidades. Una tarde visitamos una de las playas más salvajes y espectaculares del viaje, la bahía de Boucotte. Es seguramente lo más parecido al caribe que hay en todo Senegal. Por el camino, de arena por cierto, una vez dejado el asfalto tras pasar por el puerto de pescadores, es evidente que hay nivel en las edificaciones, es la mejor zona de playas. Con la moto vamos avanzando hasta llegar a la playa que tiene hasta un pequeño chiringuito. Un puro placer, mar abierto, palmeras, rocas… todo bastante virgen y casi en total soledad.

DIEMBERING

Otro punto que alcanzamos, tras un placentero trayecto observando la vida diaria de la gente sin más, es Diembering. No es ser pesado, pero la Casamance es una región verde, el agua es fundamental y por tanto, la conducción es muy entretenida con tanto paisaje. En Diembering, una villa rural, comemos de nuevo barato y bien, el plato del día a base de arroz con pollo y una salsa, no hace falta nada más.

Aquí el espabilado que nos alquiló las motos, quería ser nuestro guía para ver un bosque de árboles sagrado. Pensaba que no sería tan difícil preguntar y llegar sin problemas, así es, incluso coincidimos con un par de señoras españolas que estaban de turismo. Cuidado siempre que mucha gente quiere sacar dinero por todo. Este es un tipo que tiene una paradita donde hace zumos frescos en la calle principal, que por cierto están muy sabrosos.

Penetrando un poco por el poblado, entre diversos giros a derecha e izquierda, siempre preguntando, llegamos al bosque sagrado. Estamos en un espacio donde hay una serie de árboles de tipo fromage, que tienen formas particulares y son muy grandes. Tirando a la planicie, donde hay normalmente animales como cabras y hasta jabalís, hay una charca sagrada también con leyendas y con agua purificadora. No es nada del otro mundo, pero bueno, ahí hemos llegado.

Para abandonar finalmente la Casamance y Cap Skirring, hay que volar desde Ziguinchor a la capital del país, Dakar. El vuelo es rápido y con la compañía Air Senegal, a un precio de 30 € con maleta a facturar incluida. Lástima del estado de obras del aeropuerto de Cap Skirring. Dakar es un sensación extraña, cuanto más nos acercamos a ciudades grandes, más es el riego de encontrar a los llamados bandidos. No es invocar el peligro, en ningún caso, pero cada vez la costa sonriente ha pasado a menos sonriente. En efecto los propios locales hablan de la capital del país como el lugar donde están los bandidos, claro que es necesario no generalizar ni juzgar. Taxi al aeropuerto, después de varios precios, 17.000 fcfa.