PORTREE – QUIRAING – DUNVEGAN – GLENBRITTLE #147km#

Altas y quebradas montañas, una costa escarpada, enigmáticos castillos, parajes naturales, destilerías únicas… la esencia de las highlands, de las tierras altas de Escocia, es la isla de Skye. No hay que buscar más, un viaje a Escocia queda compensado con entrar en esta gran porción de tierra.

Hay que recordad, que la isla tiene entrada por un puente por el este y salida en ferry de nuevo a tierra firme por el sureste. De ahí que el volumen de vehículos en los viajes en ferry no sean tan elevados como por ejemplo, en la isla de Mull, que sólo tiene acceso por mar.

La pequeña ciudad y capital de la isla es Portree, el punto más característico son las coloridas casas en la linea del puerto, una de las mejores fotografías y escenarios de todo el viaje, no cabe ninguna duda. La configuración es perfecta. Simplemente con ver el puerto ya es suficiente.

Aquí en Portree hay mucho ambiente, es una ciudad con mucha vida y con un ajetreado punto de llegada de turistas. En el puerto es habitual contratar excursiones en barco para avistar ballenas, delfines, frailecillos (puffins) y cualquer animal marino. Las rutas son muy caras, y dependiendo del tiempo del trayecto aún más, además, dependiendo de la fecha es imposible ver animales salvajes, que es el motivo principal de la gran mayoría de personas en contratar tal servicio. Descartamos tal actividad porque no es buena época para ver por lo menos a los divertidos puffins.

Aquí vamos de listos otra vez más, y en la zona «azul» por no pagar, el profesional de turno receta la primera denuncia del viaje en cuanto a aparcamientos. 30 pounds al pagar en quince días o en caso contrario el doble. Ni una cosa ni la otra. En fin.

Carretera de nuevo hacia el norte, rumbo del llamado área de los «Trotternish», una península con paisajes asombrosos. Ya el día anterior, desde la carretera dirección a Portree, asomaba en la lejanía el gran monolito de Old Man of Storr, pues ese es el punto para realizar, aunque en solitario, una ascensión senderista muy dura hasta la base del viejo de Storr, no apta para gente sedentaria. Un pináculo mítico de 719 metros. Obviamente esta sede natural tiene una gran ración de leyendas. El acercamiento a la piedra es un espectáculo por carretera. Para parar y parar a cada momento.

Aquí de nuevo otra tongada por parte de las autoridades, un aparcamiento en plena carretera de pago, increíble. Por suerte la mujer y el niño se quedan en el vehículo haciendo otra tareas. En todos los mensajes de los aparcamientos reza «Pay and Display», no olvidar.

Por sorpresa hay una gran marea de personas ascendiendo y descendiendo de tal piedra, de todas las edades y hasta una mujer con una pierna ortopédica de metal, bravo. Es una fila de humanos para arriba y para abajo, una serpiente multicolor. Cuidado que el camino es largo y con buena pendiente.

Alcanzar simplemente la base y volver a descender es cerca de una hora y media sin descanso. Luego hay otra posibilidades de rutas mucho más duras y largas. Ahora bien, la recompensa es alta, muy gratificante el estar dominando el terreno. Vistas de la isla de Raasay incluidas. Llevar agua, comida y disfrutar. Por desgracia las captaciones de imágenes nunca resultarán ni plasmarán la verdadera realidad. Esta excursión dejó un poco de dolor muscular para varios días y energías por el camino. Sarna con gusto no pica.

De nuevo en marcha, última imágenes del viejo desde la carretera para llegar a un mirador sobre acantilados de la costa este en el rincón llamado como Kilt Rock. En este caso hay una cascada que salta hacia el mar a modo de bonita cola de caballo. No es nada extraordinario pero el sitio es también famoso por almacenar vestigios de huellas en roca de dinosaurios. Sin más.

Inicio de un pasaje algo más largo, hay que llegar hasta el oeste de la isla, por medio de una cordillera sublime en cuanto a paisajes. Quiraing, un espacio mágico en un suceso de montañas onduladas de color verde, uno de los mejores puntos y sencillos de la isla de Skye para practicar el senderismo.

La carretera es muy estrecha, aquí los pasos para adelantar son incesantes y forman parte del extraordinario recorrido paisajístico. No paramos el vehículo, tenemos otros planteamientos en el día, pero extraña de nuevo en medio de la nada un aparcamiento como siempre de pago, menudo negocio. Hasta hay una caravana donde comprar cualquier tipo de comida rápida o bebida. Es el inicio de todas las rutas senderistas.

Accedemos al aparcamiento del castillo de Dunvegan, gratuito. Entrada únicamente para los jardines, la completa con derecho al interior de la fortaleza es de nuevo poco económica. El niño en este caso, como en algún otro, de repente tiene cuatro años y por tanto entrada gratuita. El personal que vende las entradas mira extrañado, receloso, pero tampoco reclaman nada, total, el dineral que entra a diario no viene de ese pequeño detalle.

Es el castillo habitado más antiguo de Escocia, residencia de los jefes del clan MacLeod durante una eternidad, todavía vive el líder. Está en una posición elevada sobre una roca dominando el lago marino de Dunvegan. Exquisito.

Los jardines que atesora son un puro espectáculo, aunque está prohibido comer en todo el recinto, es inevitable hacer un pequeño picnic en unos bancos a la sombra con comida preparada con anterioridad. Dos hectáreas de jardines componen un paraíso conservado con una gran profesionalidad, todo perfecto. Un aplauso a los jardineros, encima todo bien definido y señalizado.

Plantas acuáticas, flores, estanques, arroyos, puentes, ríos, cascadas… una de los lugares más destacados de todo el viaje. Para poner en relieve tanta concentración de fascinación.

Un paseo hasta la zona del embarcadero permite admirar el castillo con reflejos en el agua del lago e incluso hacer una excursión en bote a motor, obviamente pagando, para ver focas. El niño con la bicicleta por todo el recinto sin impedimentos y viviendo el momento con tranquilidad. Un obligado del viaje a Escocia o de la isla de Sky o de Gran Bretaña.

Tirando brevemente hacia el norte, por una carretera calificada como lenta, los «passing place» son muy frecuentes. Vistas profundas del castillo de Dunvengan desde otra perspectiva, bravo. Desde la distancia observamos las focas que promocionan desde el castillo y vemos cómo aproximan los botes.

La carretera muere en un colapsado aparcamiento. Debemos caminar por un sendero media hora, el niño con la bicicleta aunque algún tramo está más complicado, todo superable. Hay que salvar dos kilómetros por trayecto. El paraíso y otro de los momentos más apasionantes del viaje. Menuda jornada.

Coral Beach, por suerte, porque casi rechazamos este punto del día debido al cansancio acumulado. A mano izquierda siempre el estuario del lago de Dunvegan. Van surgiendo playas con rocas de color negro, que con el verde existente sobre pequeñas islas o en la lejanía, ofrece un contraste ideal.

La primera imagen de Coral Beach es impactante, el color blanco de la arena destaca, resalta. El acceso final un sueño. El niño juega en la orilla descalzo con algún perro, descansamos en la arena observando algún bañista, gente leyendo. No hay mucha afluencia, genial. Está claro que el día acompaña, en caso de días grises debe ser algo normal, así que claro, cuidado con estos factores meteorológicos.

Hay un pequeño promontorio donde es inevitable subir, es que está reclamando la presencia de gente. Inolvidable la perspectiva general.

Al regresar, y es algo muy habitual en Escocia, una pareja prepara la noche a modo de acampada en las inmediaciones de la gran playa. La acampada libre en muchos espacios abiertos o hasta cerrados de propiedad privada al lado de monumentos, está permitida. En recintos cerrados es más normal pedir autorización al propietario, pero no hay muchos impedimentos parece ser. Muy buenas iniciativas y promociones en este caso, hay que publicitarlo y aplaudirlo.

La vuelta es sosegada, feliz, hemos estado en un paraje de verdad inolvidable. Es de esos momentos preciados, quizás hasta poco tiempo invertido. Es para llevar traje de baño, toallas y hacer un aperitivo. Estar una mañana o tarde entera sin prisas.

Aunque parezca mentira aún quedan horas de sol. En setiembre aguanta el cielo con luz bastante, si tenemos en cuenta que estamos en marcha sobre las 09:30 horas y acabamos todos los días sobre los 18:00 horas más o menos, todas las fechas cunden mucho.

Toca ir bajando hacia el suroeste de la isla, es enorme en tamaño. De repente en la carretera sobresalen unas montañas delante, de verdad que es alucinante. La cordillera de las Cuillins, elevadas sobre el nivel del mar cerca de los 1.000 metros. Aquí hay dos sectores, las llamadas Black Cuillins que son retos para escaladores de mayor tamaño y las Red Cuillins, menos altitud y con caminos más sencillos a modo de senderismo. No todo es alpinismo.

Vamos a parar a un camping muy interesante, con parcelas sin acotar, a libre albedrío, aparca donde quieras y está abarrotado. La carretera finaliza tal cual en una bahía del lago Brittle, que es donde está al abrigo de las montañas el agradable camping con todos los servicios. Es caro como todo en Escocia, no hay más. Al día siguiente hay que deshacer todo el camino de nuevo, no hay salida posible. Glenbrittle campista&café.

El motivo de acabar en este recóndito lugar de la isla de Skye, es que queremos estar cerca de las Fairy Pools, una especie de piscinas naturales con cascadas en un entorno perfecto de montaña al abrigo de las Cuillins, no es una cosa menor. Al final rechazamos visitar porque estábamos agotados, ni por la tarde al llegar ni a la mañana al abandonar la zona, por cierto preciosa. Había bastante movimiento de gente, pero en este caso optamos por seguir camino rumbo al ferry en Armadale tras la noche. El ritmo de este día era imposible mantenerlo, un despliegue físico en cantidad de distancia recorrida muy alto. Otro factor clave o básico es que los días de viaje van sumando, y cada vez restando días para volver a casa, este tipo de turismo no es estar en una playa en el caribe. Mirando el cuentakilómetros la cifra va en aumento y queda mucho para entrar en España.

Otro aspecto que por carretera quedaba a poca distancia y descartamos también cerca de las Cuillins, más bien por olvido que por otra circunstancia, es la destilería de whisky Talisker, la única de la isla de Skye conocida como «la lava de las Cuillins». Situada en Carbost, cerca del cruce que inicia la autentica carretera hacia la bahía de trasnochar.